Carlos Sainz ha tensado el arco y apunta con su última flecha de la victoria con Ferrari

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A 98 milésimas de la pole de George Russell, Carlos Sainz ha dado un paso crucial para acertar con el segundo de esos dos blancos que tenía marcados en su mente antes de despedirse de Ferrari: México y Las Vegas. Ya tiene el arco anclado, la mira situada en el amarillo. Queda soltar la flecha hacia el centro de la diana.

Cada circuito cuenta con sus rasgos distintivos, y el recién llegado de Las Vegas ya exhibe con orgullo el suyo. "Es muy difícil, es una pista complicada, nadie está contento, nadie va cómodo con el coche, todos vamos deslizando con problemas de calentamiento, y es así como al final es como acabas poniendo junta la vuelta", explicaba Sainz para condensar los desafíos de este trazado tan cercano en su superficie a los de coches de choque de las ferias.

Como esos cazadores que se soplan las manos en ese helador día de campo para imprimir calor y poder apretar el gatillo en el momento crucial, así los pilotos en los clasificatorios oficiales de Las Vegas. Las largas rectas y curvas lentas, con bajas temperaturas y asfalto pulido, exigían tacto de seda en cada frenada o giro de volante.

Sainz supo ejecutar esa complicada tarea con maestría, para así amortiguar el mayor temor de Ferrari con el SF24, su dificultad para imprimir energía al neumático, escenario que se atraganta más a su compañero, Charles Leclerc, que terminó cuarto. Desde la primera línea, y con el rendimiento actual del monoplaza italiano en carrera, la flecha tiene buen vuelo para el triunfo.

Mientras, Fernando Alonso y Aston Martinsiguen rompiendo los soportes de su cotización, alcanzando nuevas cotas por debajo de su suelo de los últimos tiempos. Como el español repetía al terminar la sesión clasificatoria. "Somos poco competitivos, y lo vamos a ser en Qatar y Abu Dabi. Lo adelanto ya y tenemos que mantenernos positivos, seguir probando cosas en el coche y esperar a marzo del año que viene a esta en mejor condición".

Como karts de alquiler

Preparar el neumático y ponerlo en temperatura resultaba tan crucial como la gestión de la vuelta. Si lo primero, nada de lo segundo. La tercera sesión de libres había reseteado la pista, "como hielo", según Sainz. El asfalto más deslizante de la temporada convertía a los Fórmula 1 en karts de alquiler con ruedas de piedra en pistas pulidas como un espejo. Tom MacCullough, director de rendimiento de Aston Martin, auguraba una mejor ocasión para sus pilotos en Las Vegas gracias a que el AMR24 calienta el neumático relativamente rápido. Pues los dos coches verdes se quedaron en el Q1.

Sainz sorteaba cada bloque con habilidad, dosificando en el momento adecuado y con el ataque justo hasta llegar al Q3. Pronto se confirmó que George Russell sería su principal rival, así como Leclerc. Los McLaren y Red Bull estiraban el cuello, pero no llegaban.

Por muy poco

Ya en el Q3, el madrileño tuvo reflejos. Si en los bloques precedentes utilizaba dos vueltas para preparar el neumático, en el último salió a la pista como un cañón para, con una sola vuelta de calentamiento, asegurar un crono decente, no fuera que alguien repitiera “un Colapinto” y arruinara la sesión. Porque los dos pilotos de Ferrari, tras la simulación del viernes y la experiencia de las últimas carreras, se saben con el coche ganador.

"Hemos conseguido mejorar el coche mucho respecto a ayer, iba mucho más cómodo, me permitía atacar las curvas, los pianos, atacar todo mejor". Con doble vuelta antes de atacar por última vez, el madrileño cuajó un crono que aliviaba los temores de Ferrari ante el desafío de los clasificatorios.

De pole según Vasseur, si no fuera por "un pequeño error", lamentaba. "Creo que nadie estaba contento con el coche, con los neumáticos. A mí, en la última vuelta (la buena) he hecho la uno y la tres y me he dicho, 'vaya desastre del primer sector…', pero luego sigues empujando como un animal y acaba saliendo el tiempo".

"Nos sacaban hasta 3 décimas al principio de la vuelta, y luego recuperábamos al resto” explicaba el madrileño. Hasta que entró in extremis su gran rival, Russell, que aprovechó la capacidad de generar temperatura del W15 que pasará factura en carrera con la degradación y el graining tras lo visto el viernes. Pero Sainz lograba el objetivo de salir en primera fila y, sobre todo, tener a su estela a Leclerc. Por aquello de la estrategia y tener la prioridad para la victoria.

"Hay que mantener la confianza que podemos incluso luchar más que hoy. Incluso si hoy hemos luchado por la pole, mañana tenemos la posibilidad de ir a por la victoria, y ese va a ser el objetivo, la estrategia será otro factor y hay que adelantar. Los Mercedes han sido muy rápidos en activar los neumáticos", auguraba Sainz.

"Va a ser una carrera extraña"

"Estoy relativamente confiando en el ritmo, porque solemos ir mejor en carrera que en clasificación, lo vimos también ayer", confirmaba el madrileño al terminar la sesión en referencia a las simulaciones del viernes. "También es verdad que Mercedes ha ido muy rápido este fin de semana, va a ser difícil batirles, han liderado todas las sesiones, el ritmo de carrera también era buenísimo, así que va a ser complicado ganar mañana, pero saldremos a por ello”. Aunque el graining se cebó más si cabe con el monoplaza alemán en las sesiones del viernes".

Aunque Sainz se mostraba precavido ante las posibles sorpresas que podría seguir ofreciendo una pista tan singular. “Mañana se va a levantar el tiempo, va a haber mucho viento en contra en la recta larga que va a producir más rebufo, igual habrá más adelantamientos incluso. Hay muchas incógnitas, va a ser una carrera extraña, sabemos también cuanto se resetea la pista, ya se ha visto hoy en el Q3 que parecía una pista de hielo”. Aunque también grandes esperanzas de irse de Ferrari por la puerta grande y un buen zurrón de puntos para Constructores.

El portazo de la realidad

Mientras, Alonso reincidía en la dura experiencia del desplome de Aston Martin, no por ya conocida menos dolorosa y desconcertante. Tras una primera vuelta en el Q1 que despertaba alguna esperanza, llegaba el portazo de la realidad. "Llevamos cuatro o cinco grandes premios siendo el último equipo o, junto con Sauber, el noveno. Hoy estamos decimoséptimo y vigésimo, más o menos en la posición que esperábamos”, corroboraba el asturiano. Hasta Zhou, en un equipo sin puntos en 2024, pasaba al Q2.

Esa vuelta que tan solo era un espejismo. “Fue buena porque hay poco grip y todos están tanteando, no tienen que arriesgar nada, tienen coche de sobra, como nosotros el pasado año, hacíamos la Q1 un poco para no chocarnos, y luego en Q3 intentábamos arriesgar para conseguir la pole. Ahora para nosotros la Q1 es nuestra pole y tenemos que arriesgarlo todo, así que esa primera vuelta cuando te pones quinto, sexto u octavo es porque los demás están un poco de paseo todavía”.

Y en la segunda, “el ultimo intento no lo pude completar, hubo un par de incidentes con la bandera amarilla, pero si hubiera progresado en la Q1 hubiera quedado de todas maneras el catorce o quince en Q2. Y luego mañana volvemos a la posición que merecemos, ojalá un poco más arriba que el diecisiete. Tenemos una carrera complicada, pero aquí, en Qatar y en Abu Dabi”.

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