Del pinchazo al latigazo: todos los picotazos fueron a parar contra la cresta de Carlos Sainz

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El Gran Premio de Qatar iba tiñéndose con tintes soporíferos, aunque no para McLaren. Lando Norris y Oscar Piastri rodaban por detrás de Max Verstappen y los dos Ferrari descolgados. McLaren acariciaba su primer título de Constructores en 26 años, a falta tan solo de dos puntos para rematar la faena en algunos compases de la prueba. Hasta que se abrió una sima para el equipo británico cuya profundidad se conocerá el próximo fin de semana.

"Todo tiene dos asas, una que sirve y otra que no", explicaba el estoico Epicteto.Ferrari puede agarrarse a la que, milagrosamente, le mantiene vivo para conseguir su primer título desde 2008. Porque los dioses de las carreras lanzaron sus efluvios sobre Losail cuando el retrovisor del Williams de Alex Albon quedó sobre el asfalto, enloqueciendo una prueba hasta entonces amortajada, además de un grave error de Norris que permitió a Ferrari coger la taza, al menos, por una de las asas. No con las dos ni para Carlos Sainz.

Mientras Leclerc atravesaba impoluto el barullo provocado por el retrovisor y los pinchazos, Sainz tropezó en todo tipo de infortunios. "Si te dicen que vas a tener un pinchazo y, saliendo sexto acabas sexto, con todo lo que ha pasado, no piensas de la misma manera". Aunque Sainz no podía evitar mirar las dos caras de su moneda. "En relativo, se nos han escapado cuatro o seis puntos, que a lo mejor van a doler luego".

La caja de los truenos

Se trataba de una carrera por pares, dos McLaren contra dos Ferrari, con el artista invitado Max Verstappen. Pocas opciones por ritmo mostraban los monoplazas italianos desde el comienzo. Quinto Leclerc y Sainz por detrás, el monegasco recibía muy pronto instrucciones de echar el freno de mano durante las primeras vueltas.

Luego recibiría luz verde para elevar su ritmo, pero los Ferrari no tenían pegada suficiente. Las curvas largas de Losail, una de sus debilidades, pasaban factura al SF24. Hasta que en la vuelta 34 se abrió la caja de los truenos con los pinchazos casi simultáneos de Hamilton y Sainz. "Un pinchazo alrededor de la última curva que no me ha dado tiempo a parar, toda la vuelta entera con el pinchazo, perdiendo muchos segundos", explicaba el madrileño sobre el primer bofetón, aunque peor fue para Hamilton.

"Puede haber sido eso (los restos del retrovisor), pero la realidad es que sentí el pinchazo en la última curva y ahí no había restos", explicaba al terminar Sainz, sin poder especificar las razones del pinchazo. Durante algunas vueltas sobre el asfalto, el director de carrera no interrumpía la prueba para retirar el retrovisor. Bottas pasó por encima y lo desparramó.

"Podía haber sido cualquier cosa, por eso no quiero culpar a nada si no lo sé". Podía tratarse del castigo en esta pista al neumático delantero izquierdo. O la suma de ambos factores. La tormenta solo había descargado el primer trueno.

"Tenía la esperanza de que saliera el coche de seguridad mientras yo tenía el pinchazo, para que nadie pudiera adelantarme o que nadie pudiera aprovecharlo, o que lo aprovecháramos todos, porque todos estábamos en riesgo". Negativo, la fortuna seguía alejada de su lado.

Desde el pinchazo, la carrera se torció para Sainz. (EFE/EPA/Ali Haider)

Una detrás de otra

Al llegar a boxes, los mecánicos tuvieron dificultades para elevar el monoplaza, ya que, descuadrado por el pinchazo, el gato perdía su anclaje y la parte delantera derecha terminaba contra el suelo. Los mecánicos tuvieron que elevar el SF24 a pulso. Casi diez segundos perdidos en la maniobra.

Como el boxeador sonado que se levanta del suelo, a Sainz le esperaba otro guantazo. El director de carrera, ahora sí, sacaba a pista al coche de seguridad, con lo que el español y el británico aumentaban su hemorragia de segundos, sin torniquete alguno.

Aún había más. "Pero dañando el coche, seguramente, porque se cayó todo...", relataba el madrileño. Llegó entonces otro infortunio más, esta vez imputable al piloto. Tras la resalida, Sainz superaba a Gasly, para luego echarse encima de Russell para adelantarle con los monoplazas todavía agrupados. La cuarta posición estaba al alcance de la mano.

Sin embargo, un enorme latigazo tras el británico le hacía perder ritmo y el francés recuperaba la posición. "El coche tampoco iba bien al final de carrera cuando podía haber acabado quinto, seguramente lo dañamos bastante con el pinchazo. Probé todo, lo di todo y al final solo pudimos ser sextos, la posición en la que salía". A pesar de un par de intentos desesperados, con un monoplaza tocado, Sainz no pudo con el Alpine de Gasly. De haberle superado, se habría visto beneficiado por la sanción a Russell.

La moneda tiene dos caras

"Con todos los problemas que tuvimos, acabamos sextos, pudimos sumar puntos, así que al final el día no se dio tan mal", explicaba el madrileño al terminar. Superar a Gasly hubiera supuesto cuatro puntos adicionales tras la sanción a Russell. Aunque conviene reincidir en que tales especulaciones nacían al calor del regalo de Lando Norris, sin el cual Ferrari miraría ya hacia 2025. 21 puntos separan a ambos equipos ante la cita final de 2024.

"Ya dije este sábado que hay que esperar al domingo para juzgar el fin de semana. Nadie esperaba que recortásemos puntos aquí. Menos mal que Charles tuvo una carrera sólida sin ningún tipo de problemas, le permitió sacar el máximo", se resignaba el madrileño al terminar. Losail se cebó con Sainz. En Abu Dabi competirá de rojo por última vez. No existe mejor oportunidad para despedirse por la puerta grande. Quién lo hubiera dicho antes de ese retrovisor en medio del asfalto.

"Creo que de todos modos será difícil para el campeonato. 21 puntos requieren un fin de semana perfecto para Ferrari y un mal fin de semana para McLaren". Aunque ya se ha visto en Losail cómo juegan a capricho los dioses de las carreras...

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