¡Despertad! El grito de rabia con Ferrari de Carlos Sainz en el Gran Premio de Las Vegas

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Si hay una carrera que resuma lo que ha vivido Carlos Sainz en las cuatro temporadas que ha sido piloto de Ferrari, es el Gran Premio de Las Vegas. El piloto español, habitualmente comedido, ya no pudo contenerse y sacó la rabia que llevaba dentro hacia un equipo donde nunca ha sido suficientemente valorado. Un podio puede saber a poco ante la posibilidad de una victoria, pero la liberación de ese "¡despertad!" a través de la emisora no es poca cosa

Una vez visto que George Russell, a la postre vencedor, era inalcanzable, ganar a Leclerc era casi más importante que nunca en las últimas cuatro temporadas. Porque Las Vegas tuvo un poco de todo de la singladura ferrarista de Sainz: errores de Carlos, aparición de su mejor versión en la dificultad, las leyes del embudo de Leclerc, los fallos autoinducidos del equipo y, por encima de todo, la confirmación del pecado original del madrileño desde que firmó con la Scuderia: no haber sabido ganarse el cariño de los tifosi.

Los tifosi son en realidad Lecfosi, porque, incluso en un día en el que el perjuicio a Sainz por parte del equipo es clamoroso, las redes sociales de muchos seguidores ferraristas clamaban contra Sainz y sus malas artes como hombre de equipo. Tiene narices escuchar eso, pero es lo que hay. Leclerc es "il predestinato", es el elegido. Lo que haga el monegasco siempre estará en el lado correcto; lo que haga el español, en el equivocado.

¿Fallos de Sainz? Sí, porque gran parte de polémicas, como la de hoy, se habrían evitado si Sainz no hubiera cometido un fallo como el que cometió en la salida. El intento de protegerse de Gasly y unas ruedas frías provocaron que perdiera la segunda posición frente a su compañero de equipo, que arrancó dos posiciones más atrás. A partir de ese momento, no había otra que pilotar cuidando los neumáticos para tratar de sorprender a Leclerc en la parada. Sí, sorprender a su compañero de equipo. ¿Acaso lo de que no haya órdenes de equipo sólo aplica para Leclerc? Pues así es como razona su exaltado graderío.

Javier Rubio

Diferentes grados de atención

Sainz sólo adelantó a Leclerc cuando la situación se estaba haciendo insostenible. De golpe, Russell se distanció tres segundos en el liderato de la carrera. En cuanto Carlos le superó, Verstappen enseguida dio cuenta de él. Es lo que pasa cuando te fulminas unos neumáticos que pensabas que te iban a durar más. Un fallo que le puede pasar a cualquiera y, de hecho, es justo lo que le pasó al madrileño en el segundo relevo. El madrileño se dio cuenta del lío en el que se había metido y pidió entrar a boxes de forma inmediata. Ese hecho es el que desencadenó el mundo de los dobles raseros ferraristas.

Cualquier equipo, y Ferrari es de los mejores, está alerta ante la eventualidad de que un piloto decida adelantar su parada. Pero cuando estás más preocupado en decir swap positions para que Carlos dejara pasar a Leclerc que de tener las ruedas listas... pasa lo que pasa. No es una cuestión de boicoteo o perjuicio deliberado a Sainz, es una simple cuestión de diferentes grados de atención. Cuando ya enfilaba Carlos la línea de boxes, el equipo le dijo que siguiera en pista. Fallo garrafal que se saldó con seis segundos perdidos y Leclerc, de nuevo por delante.

Sainz salió en tromba y ahí vimos su mejor versión, cuando se crece ante la dificultad. De perdidos al río debió decirse Carlos y, sin cálculo alguno, se lanzó a la caza de su compañero. Venía remontando Hamilton, así que había además una razón de peso para apretar en ese momento de la carrera. Pero ahí llegaron las leyes del embudo de Leclerc en forma de quejas. Tiene tan interiorizado que lo que él hace a Carlos no puede ocurrir a la inversa que se desquicia.

Carlos ha venido mordiéndose la lengua durante mucho tiempo ante las protestas que se siente protegido por el equipo y por la grada. Pero llegó el día que le quedó otra que pasar de la guerra fría a la caliente. Resulta, por ejemplo, que a Grumpy Charles le parece normal y justo, presionar hasta el borde de un accidente a su compañero en Monza 2023. Qué curioso que le resulte indignante que el piloto que le superó en entrenamientos luego en carrera le presione después de haber sufrido un despropósito del equipo.

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Pérdida de papeles

Atención a la pérdida de papeles de Leclerc al final de la carrera por la radio: "Hice mi trabajo, pero él me jode cada vez, cada jodida vez. Y no es muy agradable, es una cuestión de respeto". ¿Respeto? ¿Te expresas así en una emisora que sabes que escucha todo el mundo y hablas de respeto? ¿Imaginas a Carlos diciendo esos insultos en lugar de decir '¡despertad!' cuando es el equipo el que le ha perjudicado y de paso te ha favorecido a ti?Frederic Vasseur, el jefe de equipo de Ferrari, ha dado a Sainz las mismas armas que a Leclerc. Pero eso es quizá la otra parte de la historia que está sacando de quicio al monegasco. Lo más probable es que se deba a dar por hecho cosas que luego no se han cumplido. Leclerc seguro que confiaba que debiéndole el puesto como se lo debía después de precipitar la caída de Mattia Binotto y promover su candidatura esperaba otra cosa. Pero ahí cometió un error de cálculo demostrando no conocer ni a Vasseur ni a la propia Ferrari.

Gilles Villeneuve era el piloto favorito de Enzo Ferrari, pero el Commendatore no dijo ni mu de la traición de Didier Pironi. Por otra parte, Vasseur es amigo de toda la vida y socio de su manager Nicolas Todt. Pero a la vez es un tipo con personalidad y un gran profesional. Las leyes del embudo de Leclerc tienen su origen en ese derecho de pernada que crees tener como un señor feudal. Los Lecfosi no le ha traicionado pero a su entender el equipo sí. Y en las Vegas se juntaron en Sainz todos los agravios y pataletas consentidas durante estos años.Si Carlos se hubiese puesto como objetivo prioritario conquistar el corazón de la grada Ferrarista desde el minuto cero, quizá otro gallo le hubiera cantado. A Carlos le falta tampoco encuentra un apoyo incondicional en su propio país, pues eso se lo lleva Fernando Alonso, cuyos seguidores celebran su meritorio 11º en Las Vegas como si fuera una victoria. El crono es el implacable juez en esto de las carreras, pero el apoyo de la grada viene inmediatamente detrás.

"Este podio tiene cierto sabor a vendetta", decía Sainz en relación a la fatídica tapa de Alcantarilla que le arruinó la carrera en 2023. Pero seguro que el podio de este año se ha cobrado muchas otras venganzas pendientes que estallaron en ese "¡despertad!", que le salió del alma.

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