La travesía del desierto de Marc Márquez: no ha cambiado al piloto pero sí a la persona

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Comenzó la rueda de prensa y el bueno de Mela Chércoles, del As, disparó a bocajarro y buscó la opinión de Marc Márquez a cuenta del lío Broncano-Motos con su rival Jorge Martín. Chércoles hizo lo que todo buen periodista debe hacer: buscar la opinión sobre un asunto que, guste o no, era el tema del momento. Márquez sabe que no hay mala idea, pero es obvio que es de lo último que le apetecería hablar. Pero la salida al envite fue magistral, primera señal de que Marc en su versión 2024 no deja nada a la improvisación.

"Cuando te llaman programas como El Hormiguero o La Revuelta es buena señal. Lógico que se rifen a Jorge que es el campeón", contestó Márquez a la peliaguda cuestión. Sin embargo, Chércoles no se dio por vencido: "¿A cuál de los dos programas irías?". "Al salón de mi casa", contestó entre risas el piloto catalán, no sin antes dejar un mensaje claro: "Jorge no tiene ninguna responsabilidad sobre lo ocurrido". Marc resaltó el clamoroso fallo de los representantes de Jorge Martín, que han metido a su piloto en una refriega entre estrellas televisivas que no le atañe para nada.

La rapidez e inteligencia con la que Márquez sorteó la cuestión evidenció que venía muy preparado a la entrevista. Es obvio que es un tipo inteligente y siempre agudo en sus respuestas, pero no sólo en esa cuestión inicial. Y se notaba que llegaba al encuentro muy preparado de casa. Ojo, no hay que entender esto como algo malo. Un buen trabajo previo a un encuentro con periodistas, con posibles preguntas e ideales respuestas, es un rasgo claro de profesionalidad del piloto y el equipo que le rodea.

Desde el fatídico 2020 hasta este año, Marc ha vivido un calvario físico con sus lesiones, y con la decadencia de Honda. Todo este sufrimiento ha cambiado mucho a alguien que, de golpe y porrazo, pasó de sentirse invencible a vulnerable. "No he ganado títulos, pero a nivel personal he ganado mucho más, he ganado reencontrarme, alargar mi carrera deportiva y seguir divirtiéndome encima de la moto, porque si un piloto es feliz, es rápido, así que intentaré seguir con esa felicidad".

Marc Márquez, en su reciente estreno con la Ducati oficial que pilotará en 2025. (Europa Press)

Cambio de mentalidad

No es humildad impostada. Hay un cambio claro de mentalidad, donde se asume que no se es más débil por hacerse humano. Y se percibe, también, una catarsis personal fruto de haber tomado decisiones importantes y a menudo dolorosas. Adiós al dineral de ser la estrella de Repsol-Honda, adiós a la comodidad de formar parte de un equipo oficial, adiós a Cervera para mudarte a Madrid, adiós a Emilio Alzamora, tu mánager de siempre, bofetada a tu ego por llevar una moto inferior a la de tus menos laureados rivales… Muchas píldoras difíciles de tragar de una sola vez en definitiva.

"Es imposible prepararse (para el reto) mentalmente", reconoce Marc. "Es vivirlo y, sobre todo, cuando lo vives, tener gente alrededor tuyo que te ayude y te diga cosas que muchas veces uno no quiere escuchar o duele escuchar. Entonces cuando te rodeas de gente que va a estar remando hacia la misma dirección y que tiene la confianza de decirte las cosas, pues ayuda muchísimo a salir de estas situaciones". Parece fácil lo que cuenta Márquez, pero es quizás lo más difícil para un deportista. Como decía Toni Nadal de su sobrino Rafa, "el mérito no es mío de decirle lo que no quiere oír, sino de él en hacer caso".

Rafa Nadal, precisamente, reconoce Márquez, que ha sido para él un ejemplo decisivo para salir del hoyo. Marc tomó nota de todo lo que tuvo que cambiar y sacrificar Rafa cuando hace muchos años tuvo sus primeros problemas graves con la rodilla. "Recuerdo estar en casa en el mes de enero o febrero con el brazo en cabestrillo y ver que Rafa ganaba en Australia después de su lesión". Por eso, precisamente admite también, que todo tiene un proceso, que lo de haber pasado un año en el equipo privado Gresini, lejos de ser un año perdido, ha sido un año clave: "No se puede pasar del infierno a la gloria de golpe".

Marc reconocía que en un equipo como Ducati oficial no se está para aprender o familiarizarte y el feedback del piloto, tiene que ser preciso e inmediato. "Eso ahora soy capaz de hacerlo, pero eso cuesta un tiempo que estar en Gresini me lo ha permitido. Por eso mi segunda mitad de temporada ha sido mejor". De nuevo perfil bajo, sin concesión alguna al exceso de autoconfianza. Una reprogramación mental tremenda, para alguien a quien, hasta 2019, no le bastaba ganar, sino que lo que quería era hacerlo avasallando a sus rivales.

Prudencia y respeto

A lo largo de toda la charla, Marc no cesaba de incidir en los mismos aspectos, como el respeto a los rivales, no sólo a Pecco Bagnaia y a Jorge Martín, sino a los que vienen pegando fuerte como Pedro Acosta. A la hora de hacer pronósticos, siempre la prudencia de ir paso a paso, de saber, que para ser primero, lo primero es acabar o la importancia de no lesionarse... No ha tenido que ser fácil para un ganador nato como él admitir que las carreras se ganan igual por un minuto que por un segundo.

"Me ha costado, pero he aprendido a separar lo personal de lo profesional", concluía Marc. "Esto, que parece evidente, es una de las cosas más difíciles de hacer para un deportista. Separar cabeza y corazón, tirando a la basura todo un esquema mental y recomenzar de cero. Algunos dirán, que bueno fuera que no hubiera aprendido las mencionadas lecciones, después de tres años sumergido en el pozo de las frustraciones. Pero el mundo del deporte está lleno de extraordinarios talentos que se quedaron a mitad de camino de lo que podían haber logrado, precisamente por esta circunstancia".

La incapacidad de hacer examen de conciencia y desoír al coro de aduladores es más norma que excepción en el deporte de élite. No hay que irse fuera de la parrilla de MotoGP, para darse cuenta, de varios ejemplos de pilotos incapaces de aprender de sus errores. Y ojo, pilotos que tendrán un don divino similar o cercano al de Márquez, pero no han logrado deportivamente ni la mitad de la mitad. Por eso tiene tanto mérito lo de Marc. Cuando has ganado tanto, la tentación de decirse a uno mismo que si he llegado hasta aquí siendo así, para qué cambiar, es muy fuerte.

"Después de las lesiones no eres el mismo, pero el cuerpo también es sabio y se adapta", advertía Marc Márquez en la despedida del acto de su patrocinador Estrella Galicia. "Está claro que la travesía del desierto de los últimos tres años no nos ha robado al excepcional piloto que siempre fue, pero ahora lo hace en el cuerpo de otra persona. Ni mejor ni peor, simplemente la correcta para afrontar el reto de regresar al cielo desde el infierno".

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