Villeneuve y los cuatro magníficos que tiran por tierra todos los 'rankings' de Fórmula 1
12/29/2024 05:29 AM
Hubo una vez que la revista aclamada revista Rolling Stone publicó sus 100 mejores guitarristas de la historia y se olvidó de… Paco de Lucía. Pues con la Fórmula 1, sucede lo mismo. Con clasificaciones como los Power Rankings, lo mejor es desconfiar, porque a menudo se comparan peras con manzanas y con más frecuencia aún, se confunden méritos con popularidad o estadísticas inútiles. Y quien crea que hay un orgullo patriótico herido por ignorar a Fernando Alonso se equivoca. ¿Quién fue el mejor de 2024 según esta clasificación? Lando Norris. No parece que haga falta explicar mucho más semejante dislate.
La revista Rolling Stone podría justificar en descargo de aquel ninguneo a Paco de Lucía, que en su ranking sólo hablaban de guitarristas de pop, rock o incluso jazz. Pero da igual, el maestro de Algeciras, con la mano escayolada, era mejor guitarrista que la mayoría de los que aparecían en aquel listado. Es un caso extremo, pero sumamente ilustrativo, de lo absurdas que pueden resultar este tipo clasificaciones. La organización de la Fórmula 1, fomenta la interacción del aficionado con votaciones de ‘piloto del día’ o ‘los mejores pilotos de la temporada’. Como divertimento, está muy bien, pero de ahí a tomarlo en serio hay un trecho.
Y no se tome lo anterior como desprecio al aficionado. Su criterio es tan válido como el de cualquiera. El problema, es que estas valoraciones, cojean desde el primer minuto con cuestiones que nada tienen que ver con lo deportivo. Vayamos con el primer absurdo, como es el factor de la nacionalidad del piloto. Si en los periodistas participantes hay mayoría abrumadora británica, es fácil comprender por qué Lando Norrisha superado como mejor piloto del año a Max Verstappen. Es decir, prevalece una cuestión demográfica, sobre el rendimiento en pista, que es lo que debería importar.
Los datos oficiales y estadísticos, parece que deberían ser el criterio a seguir, pero es queen un deporte como la Fórmula 1, ni siquiera los resultados son capaces de explicar con justicia los méritos de los pilotos. Fernando Alonso ha terminado como noveno mejor piloto del año atendiendo a la tabla de puntuación, pero resulta difícil defender, que Checo Pérez haya hecho mejor temporada que el asturiano, a pesar de que esté un puesto por encima en el mundial de pilotos. La máquina de uno y otro no tiene nada que ver. Es un caso obvio donde los fríos datos objetivos a menudo no explican la realidad.
⚡️ ¡Power Rankings finales de 2024!🥇 Norris - 8.2🥈 Verstappen - 8.1🥉 Leclerc - 7.84º - SAINZ 🇪🇸 - 7.6❌ Alonso FUERA del TOP 10👇 ¿Qué os parecen? pic.twitter.com/nbKrdAp6xa
— ElReyGuiri (@ElReyGuiri) December 11, 2024
Comparar cosas incomparables
Lo mismo cabe decir, cuando se tira de palmarés y estadísticas oficiales, algo que, con tanto ardor, vemos utilizar en las redes sociales a los partidarios y detractores de los distintos pilotos. ¿Qué sentido tiene comparar, por ejemplo, el número de victorias de Max Verstappen con las de Juan Manuel Fangio? Si hoy día se disputan más del doble de carreras por temporada que antaño. ¿Qué decir ya del número de puntos obtenidos por pilotos de distintas épocas, si antes solo puntuaban los seis primeros y hoy lo hacen diez?
Y es que, si hay un deporte donde los datos objetivos no tienen una correlación directa con la realidad, ese es la Fórmula 1. Ningún piloto que gana un mundial de Fórmula 1 se puede decir que no merezca tal galardón. Pero igual de cierto es, que muchos pilotos a los que la estadística no les acompañó en su carrera deportiva puede decirse que sean peores. Ayrton Senna tiene un título menos que Sebastian Vettel y pocos creen que el alemán, a pesar de ser un gran piloto, sea mejor que el mito brasileño.
Cualquier valoración de los pilotos va a tener siempre, por tanto, de forma inevitable un componente subjetivo, porque en este deporte el contexto es mucho más relevante que el frío dato estadístico. Por esta razón, sin ánimo de que se convierta en otro ranking, traemos a la palestra ejemplos de cinco pilotos que nunca ganaron un mundial y que, sin embargo, son más valorados que muchos otros que sí lo lograron. Y no porque lo digamos nosotros. Fueron sus rivales contemporáneos quienes admitían su grandeza.
Today we remember the late, great Gilles Villeneuve, who died on this day in 1982The memory of one of #F1's most gifted racers still lives onIncluding his last - and perhaps finest - victory, at the 1981 #SpanishGPpic.twitter.com/1cwttdoLQE
— Formula 1 (@F1) May 8, 2018
Gilles Villeneuve. Por un diabólico sistema de puntuación de la época y respetar un pacto de caballeros con Ferrari, el canadiense no fue campeón del mundo en 1979. Fue con diferencia el piloto más filmado y fotografiado de la época, porque al volante era pura magia. En una de sus múltiples exhibiciones imposibles, Jacques Laffite dijo de él: "No es como el resto de nosotros, él pilota en otra dimensión".
Carlos Reutemann. Por muchas razones, el título de pilotos de 1981 mereció ser suyo, pero la política en uno de los años más conflictivos de la historia de la Fórmula 1 jugó en su contra. Tampoco eligió bien los momentos para cambiar de equipo y siempre fichaba a destiempo. Pero fue capaz siempre de batir de tú a tú con armas iguales a los mejores pilotos de su época.
Stirling Moss. Compartir era y en ocasiones equipo con Juan Manuel Fangio, le impidió lograr algunos mundiales. Su caballerosidad con su compatriota Mike Hawthorn también evitó un título que podía haber ganado perfectamente. Y cuando parecía que todo se alineaba para su gran momento, sufrió un terrible accidente que puso fin a su carrera deportiva. El auténtico campeón sin corona de la historia.
Ronnie Peterson. En velocidad pura, no podía con él nadie de la época. Y hablamos de la época de Stewart, Fittipaldi, Lauda, etc. Era bastante limitado a la hora de poner el coche a punto, pero daba igual lo que le dieras, porque era capaz de llevarlo al límite como nadie. Ganó carreras con coches que eran una absoluta mediocridad. Y las dos únicas veces que contó con un coche ganador, como en 1973 y 1978 con Lotus, las políticas internas del equipo frenaron sus opciones.
René Arnoux o Juan Pablo Montoya. Da igual a quien prefieran, porque responden al mismo perfil. Poseedores de un talento descomunal, su cabeza o su falta de disciplina a menudo les traicionaron. Alain Prost o Michael Schumacher no les derrotaban nunca por velocidad pura, sino por la diferencia que marcaban más allá de la pista en el plano técnico, mental y físico.
Háganme caso, desconfíen de los datos y los rankings. Casi nunca cuentan toda la verdad