Consejos para conducir con lluvia

Conducir con lluvia no requiere una especial destreza por parte del conductor, pero sí que implica una especial atención. La lluvia modifica las condiciones de la calzada (se disminuye la adherencia de los neumáticos con la carretera), así como las de visibilidad, de ahí que convenga tener en cuenta diversos factores para conducir de manera segura.

Si bien el sentido común es el mayor de los aliados al conducir en condiciones adversas, no viene mal repasar una serie de conceptos y trucos si nos toca ponernos al volante y conducir bajo el agua, con el pavimento mojado. Porque el coche frena peor, tracciona peor y gira peor con lluvia.

Debes tener en cuenta que la lluvia no provoca accidentes, sino que son los conductores, que no saben adaptarse a las nuevas condiciones de la vía, que rebaja sus límites de adherencia. Así pues, vamos a incidir a qué debes prestar una atención especial en estos momentos:

Coche a punto

De nada sirve ser el mejor conductor si no se tiene la máquina que responda como es debido ante las condiciones climatológicas adversas. Hay que pones especial cuidado en estos elementos (siempre, pero especialmente cuando llueve):

  • Neumáticos: No nos cansaremos de decir su importancia en la seguridad, ya que son el único punto de contacto con el suelo. Repasa si están en buen estado o si hay indicios de que debes cambiar los neumáticos. Con lluvia es vital que el dibujo esté bien, esto es, con un a profundidad mínima de 1,6 mm. Por debajo, además de que pueden multarte, la evacuación de la lluvia no será efectiva.
  • Amortiguadores: Son vitales para controlar los movimientos de la carrocería y tener un tacto en el volante que permita mantener los neumáticos sin perder adherencia. Descubre cuándo debes cambiar los amortiguadores para evitar los movimientos verticales y laterales que pueden modificar la trazada, ni permitirán una reacción adecuada ante un movimiento, aún con la ayuda del control de estabilidad (ESP) obligatorio en todos los coches que se venden actualmente.
  • Frenos: Con la calzada mojada, pierden efectividad. Conviene saber detectar problemas en los frenos para tener pastillas, discos y la presión del circuito de frenado en condiciones idóneas.
  • Luces: Aunque las luces diurnas son habituales ya en coches nuevos, con precipitaciones fuertes conviene poner las de cruce (no los antiniebla, que producen reflejos). Aprende cómo mejorar la iluminación de tu automóvil.
  • Limpiaparabrisas: ¿Chirrian las escobillas? ¿Ensucian más que limpian? Prueba con estos consejos y, si no se soluciona el problema, es hora de cambiarlas. Es un proceso sencillo y no suelen ser muy caras, ya que aunque no se usan mucho, la goma suele resecarse y pierde eficacia. Vigila también a menudo el depósito del líquido del limpiaparabrisas.
  • Cristales: En situaciones de escasa visibilidad es cuando notas más que no has limpiado bien los cristales por dentro. Esa capa de grasa hace que se empañen con más facilidad. Aquí explicamos cómo dejar los cristales impolutos.
  • Ventilación: Comprueba que el sistema de climatización funciona correctamente. Te ayudará a desempañar los cristales.

Velocidad adecuada

Te lo decían en la autoescuela. Y es verdad. Hay que adecuar la velocidad al estado de la calzada. Además, como se ve peor, esto te ayudará ante imprevistos.

Distancia de seguridad

El coche necesita más distancia para detenerse sin riesgos. Desde la DGT, aconsejan, directamente, doblar la distancia de seguridad. Con esta medida, además, reduces el llamado efecto spray,  que el el agua pulverizada que sale de las ruedas traseras del coche precedente y que reduce aún más la visibilidad.

Conducción suave

Evita la brusquedad tanto al acelerar (la capacidad de tracción es menor, gastas combustible inútilmente) como al frenar (a pesar del ABS es más fácil con lluvia bloquear las ruedas).

Esto también has de tenerlo en cuenta a la hora de realizar giros. Cuando estés llegando a la curva, anticipa la frenada y complétala con la dirección más recta posible de modo que evites inercias laterales. Esto también se aplica a los cambios de carril y al cambiar de marchas: si eres brusco, envías más par a las ruedas, que no tienes tanta adherencia como en seco y podrías patinar.

Zonas de especial peligro

Hay lugares donde hay que tener un especial cuidado cuando conduces sobre mojado:

  • Pintura: La pintura que marca los límites de la carretera y los carriles es especialmente delicada, especialmente para las motos. También con otras señales horizontales y los pasos de peatones, si bien ahora estos cuentan ya con pintura especial para que tenga más adherencia en mojado.
  • Hojas: Según este estudio, pueden ser tan peligrosas y resbaladizas como la nieve. Cuidado cuando toca pasar por ellas.
  • Charcos: Nunca conoces a ciencia cierta cuál es su profundidad. Puedes desde pinchar, desllantar… o quedarte atascado (no serías el primero).
  • Alcantarillas: Si el asfalto resbala, imagina un metal húmedo. En moto, todavía más precaución.
  • Peraltes de las curvas: En ellos se forman regueros de agua.
  • Aparcamientos subterráneos: No llueve dentro, pero su pavimento (suele ser resina pintada) resbala mucho cuando se moja, debido a que entran coches con los neumáticos mojados. Y hay peatones merodeando.

Aumenta el descanso

Con unas condiciones de menor visibilidad, hay que estar más atento a la conducción. Hay expertos que recomiendan incluso apagar la música. A más estrés, más cansancio, sobre todo en viajes largos. Haz tus paradas más frecuentes.

Visibilidad

Además de encender las luces del coche, conecta el aire acondicionado y dirígelo hacia los cristales para evitar que se empañen. Si tu coche tiene función de desempañado del climatizador o del parabrisas calefactado, enciéndelo. En el caso de no tener aire acondicionado, abrir un poco la ventana ayuda a equilibrar la temperatura interior con la del exterior y evitar el vaho.

Es importante señalar que cuanta más velocidad, más lluvia incidirá sobre el parabrisas y nuestra visibilidad se verá reducida. Asi que volvemos al punto 1: reduce la velocidad.

Primeras gotas

La lluvia más peligrosa es la inicial. Las primeras gotas se combinan con el polvo, restos de aceite y grasa y con esa película deslizante sobre ella, es el momento en que la carretera está más resbaladiza. Luego, con lluvia más abundante, la vía ya se limpia y la adherencia es algo mayor.

Lluvia fuerte

Cuando la precipitación es tal que no se puede ver nada, lo mejor es retirarse momentáneamente de la circulación esperando a que escampe a un lado. Si te ehcas a un lado, conecta las luces de emergencia para que otros usuarios de la vía te vean.

Si no es posible pararse, reduce la velocidad y, en estas situaciones, es bueno seguir la huella del coche precedente. Los neumáticos secan la carretera a su paso, de modo que te aseguras ir por la zona más seca de la calzada.

Aquaplaning

Pasar por un charco de 3 cm de profundidad a 50 km/h puede suponer una salpicadura. Ese mismo charco, superado a más de 100 km/h puede suponer que se produzca el temido aquaplaning. ¿Qué es eso? Que las ruedas no se adhieren a la carretera y los neumáticos flotan en el agua… hasta que encuentres asfalto de nuevo. Si lo notas, no frenes, sólo levanta el pie del acelerador y sujeta firmemente el volante hasta que notes de nuevo adherencia en las ruedas.

Sistemas de seguridad de tu coche

Desde hace años, todos los coches nuevos cuentan con el sistema antibloqueo de frenos, ABS, y el control de estabilidad, ESP. Estos sistemas son de gran ayuda con lluvia, pero por sí solos no resuelven situaciones delicadas. Tengo en cuenta

Si llevas el control de crucero conectado, quítalo: si se produce un aquaplaning (ocurre cuando las ruedas no evacuan el agua presente en el suelo y pierden agarre), es mejor tener el control total del coche. Conduce suavemente, no pises el freno y sujeta el volante con firmeza.

Fuente: RACE

[NOTA:Artículo publicado originalmente el 15/10/2014, ampliado y actualizado]

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