El caballo de Troya chino contra los aranceles de Europa suma un nuevo integrante, Mercedes se suma a BMW

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Mercedes-Benz también solicita el cese de los aranceles a China

Ya son dos los fabricantes europeos que se suman a la demanda interpuesta por tres grandes fabricantes chinos y Tesla. Tras BMW, ahora Mercedes-Benz también reclama judicialmente a Europa que se abstenga de seguir aplicando aranceles.

La batalla legal contra los aranceles impuestos por la Unión Europea (UE) a los coches eléctricos importados desde China suma un nuevo actor clave: Mercedes-Benz.

El fabricante alemán ha seguido el camino anteriormente iniciado por su director rival, BMW, y se ha unido a la demanda que ya habían presentado empresas chinas como BYD, Geely y SAIC, ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Se trata de una medida que busca impugnar los gravámenes de hasta el 45 % aplicados a estos vehículos, y que también cuenta con el apoyo del fabricante estadounidense Tesla.

La Comisión Europea ha afirmado que defenderá su postura con firmeza en los tribunales

Una alianza estratégica para la defensa legal

La incorporación de Mercedes-Benz a esta lucha legal no es casualidad. La marca alemana mantiene una estrecha relación con Geely, su socio en la empresa conjunta que fabrica los modelos de Smart en China.

Precisamente estos vehículos, cuando se importan a Europa, ya deben asumir un arancel del 18,8 %, una cifra que amenaza con aumentar aún más en el futuro si la UE mantiene su postura proteccionista.

De este modo, Mercedes sigue el mismo camino que BMW y Tesla, otras compañías que también han decidido recurrir ante los tribunales para evitar que estos impuestos afecten sus operaciones.

Un movimiento que no hace más que aumentar la presión sobre Bruselas, puesto que cada vez son más los fabricantes -también europeos- que exigen la revisión de unos aranceles que consideran perjudiciales, tanto para la industria como para los consumidores.

Mercedes-Benz tiene vínculos con Geely a través de smart.

El origen de la disputa

Los aranceles impuestos por la Comisión Europea se justifican en los resultados de una investigación que concluyó que el gobierno chino otorga subsidios ilegales a su industria automotriz, lo que le da una ventaja competitiva desleal sobre los fabricantes europeos.

Como respuesta, Bruselas aplicó estas tarifas adicionales a los vehículos eléctricos chinos, elevando el arancel base del 10 % hasta un máximo del 45,3 % en algunos casos.

Desde el pasado 31 de octubre, estos gravámenes pasaron de ser provisionales a definitivos por un período de cinco años, una decisión que no estuvo exenta de polémica.

Alemania, uno de los países más influyentes de la UE y con estrechos lazos comerciales con China, mostró reticencias, pero no logró reunir suficiente apoyo para bloquear la medida.

La UE se prepara para defender su postura

Ante la oleada de demandas, la Comisión Europea ha afirmado que defenderá su postura con firmeza en los tribunales.

Olof Gill, portavoz comunitario de Comercio, ha subrayado que el Ejecutivo europeo dispone de dos meses y 10 días para preparar su respuesta legal y que confía en que su investigación y la decisión tomada se ajustan plenamente a las normativas de la UE y de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Sin embargo, la dimensión legal de este enfrentamiento no ha cerrado del todo la puerta a la negociación.

Desde Bruselas insisten en que el diálogo con Pekín sigue abierto y que una solución pactada podría llevar a la eliminación de los aranceles si desaparecen los subsidios que, según la UE, distorsionan el mercado.

«Es un desarrollo competitivo natural». El gran jefe de Mercedes ahora no quiere aranceles a las marcas chinas que llegan a Europa tras haberlos pedidoLeer noticia

Un conflicto con implicaciones globales

Más allá del ámbito legal y comercial, este conflicto entre la UE y China puede tener repercusiones a nivel global.

Por un lado, la creciente presencia de fabricantes chinos en el mercado europeo representa una amenaza directa para las marcas tradicionales, que deben competir con modelos eléctricos más accesibles y tecnológicamente avanzados.

Por otro, una escalada de medidas proteccionistas podría afectar el comercio bilateral y tensar aún más las relaciones diplomáticas entre ambas potencias. De hecho, China ha reaccionado aplicando aranceles de mayor cuantía o bloqueos en sectores estratégicos como el minero o el alimenticio.

Con cada vez más fabricantes europeos involucrados en la batalla legal, la presión sobre la UE crece. La decisión final del Tribunal de Justicia de la UE será clave para definir el futuro del mercado de vehículos eléctricos en Europa y determinar hasta qué punto los fabricantes chinos podrán seguir expandiéndose en la región.

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