Europa, ¿a qué esperas? El coche eléctrico esconde un enorme potencial de ahorro que estás malgastando

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La cara bidireccional cuenta con un elevado potencial, de momento, desaprovechado.Freepik

La tecnología de carga bidireccional en coches eléctricos promete revolucionar el sistema energético europeo, permitiendo ahorros millonarios y mayor eficiencia renovable. Sin embargo, la falta de infraestructura y regulación ya supone un notable desaprovechamiento de dicho potencial.

Los coches eléctricos no sólo están revolucionando la movilidad sostenible, también podrían desempeñar un papel clave en la transición energética de Europa.

Al menos eso es lo que asegura un informe reciente de Transport & Environment (T&E): la tecnología de carga bidireccional o vehicle-to-grid (V2G) podría ahorrar hasta 22.000 millones de euros anuales en costes energéticos para la Unión Europea. No sólo eso, además cuenta con potencial para generar un ahorro acumulado superior a los 100.000 millones de euros en la próxima década.

Sin embargo, este enorme potencial sigue siendo infrautilizado debido a la falta de infraestructura y regulación adecuada en gran parte del continente.

«Los fabricantes utilizan diferentes enfoques para integrar la carga bidireccional, lo que impide su uso generalizado»

Qué es la carga bidireccional y por qué importa

La carga bidireccional permite que los coches eléctricos no se limiten únicamente a consumir energía de la red, sino que también devuelvan parte de ella.

Esto convierte a los vehículos en «baterías sobre ruedas» que almacenan electricidad durante los momentos de menor demanda o cuando la producción de fuentes renovables es abundante (como en días soleados o ventosos).

Posteriormente, esta energía se puede liberar durante los picos de demanda, reduciendo la presión sobre la red y optimizando el uso de energías renovables.

El informe destaca que esta tecnología podría permitir la integración de hasta un 40 % más de capacidad solar fotovoltaica en los sistemas energéticos europeos, además de reducir hasta en un 92 % la necesidad de grandes parques de baterías estacionarias para almacenamiento.

Igualmente, los coches eléctricos podrían llegar a cubrir el 9 % de la demanda energética anual de la Unión Europea, posicionándose como el cuarto mayor proveedor de electricidad del continente.

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Ahorros para todos: consumidores y sistemas energéticos

Los beneficios económicos de la carga bidireccional son significativos. Según el estudio, los automovilistas europeos podrían ahorrar hasta un 52 % en sus facturas de electricidad, lo que se traduce en aproximadamente 780 euros anuales por conductor.

Para las empresas energéticas, la tecnología V2G supone una herramienta crucial para gestionar mejor la oferta y la demanda, evitando costosos proyectos de almacenamiento energético.

Proyectos como el V2G AC de Endesa X y Nissan, o el CIRVE en España, ya han demostrado que esta tecnología es viable. Incluso, en pruebas piloto realizadas en Australia, los propietarios de vehículos eléctricos han logrado reducir costes, pero también generar ingresos al devolver electricidad a la red.

Europa, ¿a qué esperas?

Pese a las ventajas, Europa está lejos de aprovechar el potencial de la tecnología V2G. La infraestructura es limitada, con cargadores bidireccionales aún escasos y caros.

Además, no existe una normativa unificada en la Unión Europea que garantice la interoperabilidad entre diferentes marcas de vehículos y cargadores, lo que complica su adopción masiva.

Fabian Sperka, de T&E, enfatiza que la falta de estándares técnicos es uno de los principales obstáculos: «Actualmente, los fabricantes utilizan diferentes enfoques para integrar la carga bidireccional, lo que impide su uso generalizado».

Además, los procesos burocráticos asociados al vertido de energía a la red siguen siendo lentos y complejos en muchos países, dificultando aún más el acceso a esta tecnología para los consumidores.

El coche eléctrico puede permitir un importante ahorro a sus propietarios gracias a la tecnología V2G.

El caso de España

España, junto con Polonia e Italia, está rezagada en infraestructura de carga para vehículos eléctricos, con una media inferior a tres puntos de carga por cada 1.000 vehículos. Una carencia que pone en riesgo el desarrollo de nuevas fuentes de energía y dificulta la flexibilidad del sistema energético.

Aunque España destaca por tener un marco regulatorio avanzado para la carga bidireccional, la falta de infraestructura y la limitada comercialización siguen siendo obstáculos importantes para aprovechar esta tecnología.

José Antonio Afonso, de Eaton Iberia, subraya que tanto consumidores como empresas necesitan claridad por parte de los gobiernos sobre la visión a largo plazo de la carga bidireccional en Europa.

«Fabricamos cargadores para vehículos eléctricos y suministramos infraestructuras de recarga a clientes de toda Europa, por lo que somos muy conscientes de que las empresas y los consumidores necesitan que los gobiernos y los responsables políticos aclaren la visión final de la recarga bidireccional en Europa», afirma.

«Si bien es cierto que la carga bidireccional puede suponer un gran impulso para la transición energética dentro del ámbito del transporte, y a pesar de que el marco regulatorio en España está cubierto, todavía tenemos tareas pendientes para que esta mejora sea realidad, especialmente en materia de infraestructura y comercialización», zanja.

El ahorro con V2G en España supera al de países europeos como Alemania, Francia o Italia.

Una oportunidad para la transición energética

El desarrollo de la tecnología V2G no sólo ayudaría a descarbonizar el transporte, sino que también permitiría optimizar el uso de energías renovables y reducir la dependencia de combustibles fósiles. Con las políticas adecuadas, los vehículos eléctricos podrían convertirse en aliados clave para la sostenibilidad energética del continente.

Sin embargo, para alcanzar este escenario, es imprescindible que la Unión Europea establezca un marco regulatorio que incentive la instalación de cargadores bidireccionales y garantice su interoperabilidad.

Sólo entonces, Europa podrá dejar de malgastar el enorme potencial de los coches eléctricos y transformarlos en una herramienta clave para el ahorro energético y la transición hacia un futuro más sostenible.

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