No tendrás coche propio y serás feliz… o eso te quieren hacer creer

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El 54% de los españoles renunciaría a comprar un coche en los próximos años. Imagen: Freepik

Descubre por qué tener un coche en propiedad sigue siendo una decisión inteligente frente a soluciones como el renting, el leasing o el carsharing. ¿Son estas alternativas realmente más económicas y prácticas o esconden intereses ocultos?

La industria del automóvil está experimentando una transformación radical en la forma en que las personas acceden a los vehículos. Durante décadas, el modelo predominante ha sido la propiedad privada de cada conductor pero, sin embargo, los tiempos están cambiando y con ello nuestra relación con el automóvil.

Veo que en diferentes sectores automovilísticos se está impulsando un cambio del pensamiento del coche en propiedad al coche como servicio. Aquí cabe preguntarse: ¿Quién gana con la tendencia que evita la propiedad de los coches? ¿Es un avance o una trampa con intereses ocultos?

Históricamente, poseer un coche ha sido un objetivo importante para millones de personas como un símbolo de independencia, estatus y libertad personal. Tener un coche en propiedad implica que el vehículo es completamente tuyo y por lo tanto la libertad de uso es absoluta. Puedo conducir mi coche cuando y donde quiera, algo especialmente importante para quienes necesitan un vehículo para desplazamientos frecuentes o en el caso de viajes imprevistos.

El coche propia da libertad total de movilidad, sin limitaciones de horarios o kilómetros. Imagen: Freepik

Tampoco se puede negar que en muchos casos un coche propio es una extensión de la personalidad del conductor. La propiedad permite personalizar el vehículo según tus necesidades y gustos con la posibilidad de elegir el sistema de sonido, cambiar la suspensión, modificar la estética o añadir accesorios.

Pero todo esto está cambiando. En parte es natural por el gran aumento de los precios de venta de los coches, tanto nuevos como de ocasión, de los últimos años. Se dice que en las generaciones más jóvenes la propiedad de un coche no siempre es una prioridad. Pero lo que no te suelen decir es que en parte se debe a que ven inalcanzable permitirse la compra de un automóvil por el precio cada vez absurdamente mayor de los coches. No aspiran a tener un coche, no porque no lo deseen, sino porque su poder adquisitivo es cada vez menor.

Este escenario está siendo perfecto para el auge de la economía compartida impulsada por servicios como el carsharing y la creciente popularidad de fórmulas como el renting y el leasing que desafían el modelo tradicional. ¿Deberíamos abrazar esa evolución hacia compartir en lugar de poseer o hay razones para resistirse?

En muchos casos se renuncia a comprar un coche porque el poder adquisitivo se ha reducido. Imagen: Freepik

Renting y leasing, las alternativas más flexibles

En lugar de invertir en un vehículo que puede depreciarse rápidamente y conllevar costos elevados de compra, mantenimiento, impuestos y seguros, muchos optan por otras soluciones. En los últimos años el renting y el leasing son opciones cada vez más frecuentes para muchos conductores porque permiten disfrutar de un automóvil sin las complicaciones y ataduras de ser su propietario.

Por una cuota mensual, los clientes pueden tener vehículos nuevos con servicios como el mantenimiento y el seguro incluidos. Además, se puede ajustas la duración del contrato a las necesidades del usuario, con opciones que van desde meses hasta años. Te lo ponen fácil.

No niego que esto tiene sus ventajas. De esta manera siempre se tiene acceso a modelos modernos con la última tecnología en seguridad y eficiencia energética. Con la propiedad muchos conductores mantienen sus coches durante muchos años lo que dificulta la adopción de nuevas tecnologías. Solo hay que recordar que la antigüedad del parque de automóviles en España es de 14 años de media… y subiendo.

Las futuras restricciones para la movilidad crean incertidumbre sobre qué motorización elegir, incentivando fórmulas que permiten cambiar de coche en pocos años. Imagen: Freepik

También es una ventaja para adaptarse a cambios en el estilo de vida o de las normativas. Al finalizar el contrato el cliente tiene la flexibilidad de cambiar de automóvil u optar por otro tipo de motorización, algo útil en una época de incertidumbre puesto que en ocasiones es difícil saber qué restricciones de circulación se impondrán en un futuro próximo. Se lo debemos agradecer a nuestros políticos, que no se aclaran.

Por tanto, el renting y el leasing pueden ser atractivos para aquellos que desean cambiar de coche cada pocos años o evitar la depreciación del vehículo. Sin embargo, estas opciones no son económicas. Los pagos mensuales son altos y solo suelen resultar ventajosos para empresas y profesionales que pueden acogerse a deducciones. En la mayoría de casos, para los particulares estos modelos suelen resultar más caros que comprar un coche.

No menos importante es tener en cuenta que al final de un contrato de renting o leasing el cliente no posee nada, puesto que funciona como una especie de alquiler. Con un coche en propiedad se aumenta el patrimonio que, aunque se devalúa con el tiempo, puede venderse manteniendo un valor como activo.

Una de las ventajas de las fórmulas alternativas a la propiedad es poder olvidarse del mantenimiento y el seguro. Imagen: Freepik

Los principales interesados en que estas alternativas funciones son los fabricantes de automóviles porque el renting y el leasing son una fuente de ingresos recurrentes. En lugar de ganar dinero una vez por vender un coche, pueden generar ingresos constantes a través de pagos mensuales. Esto también les permite mantener un control sobre el ciclo de vida de los vehículos, fomentando la renovación constante de flotas y controlando el mercado de segunda mano, que tradicionalmente ha sido menos lucrativo para ellos.

Carsharing, sin compromisos a largo plazo

Por otro lado, otra solución de movilidad que ha ido ganando adeptos es el carsharing. Las plataformas de vehículos compartidos ofrecen acceso puntual a un coche sin necesidad de asumir compromisos a largo plazo. En ciudades como Madrid, París o Berlín, plataformas como Wible, Zity o Free2Move están ganando usuarios entre quienes valoran la practicidad y el ahorro. Esta modalidad permite usar un vehículo solo cuando es realmente necesario, eliminando gastos fijos como seguros o impuestos.

En lugar de pagar una única vez para obtener la propiedad de un coche, las empresas se han dado cuenta de que el negocio es que pagues todos los meses por algo que nunca será tuyo

Esta alternativa tiene un efecto interesante y es que la economía compartida puede contribuir a una movilidad más sostenible. En teoría, si menos personas poseen su coche y el mismo coche lo usan varias personas habrá menos vehículos reduciendo así el tráfico y las emisiones contaminantes. ¿Deberíamos poseer menos y compartir más?

Pero claro, no todo son ventajas. El carsharing puede ser útil en zonas urbanas con buena cobertura de servicios pero se vuelve inviable en lugares rurales. Además, no siempre garantizan la disponibilidad inmediata de un vehículo.

El carsharing está en auge en España

No menos fundamental es que este tipo de servicio es conveniente para usos puntuales y para distancias muy cortas pero la propiedad sigue siendo una inversión más rentable para quienes utilizan el vehículo regularmente. Además, el carsharing suele tener restricciones de tiempo y kilometraje lo que limita su utilidad para quienes necesitan recorrer largas distancias.

Aquí el interés en fomentar este tipo de sistemas recae en las empresas tecnológicas y de carsharing que se benefician al crear ecosistemas cerrados donde los usuarios dependen de sus plataformas para acceder a la movilidad. Pero ojo, también son las administraciones públicas las que parecen tener más intereses en reducir la propiedad de coches.

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En ciudades saturadas de tráfico, fomentar el carsharing y bloquear el uso del coche propio puede ser una forma de reducir la congestión y la contaminación. Sin embargo, estas políticas a menudo ignoran las necesidades de quienes viven fuera de los núcleos urbanos o tienen trabajos que requieren movilidad constante.

Tu coche forma parte de tu vida

Aunque las alternativas a la propiedad prometen flexibilidad y comodidad, también tienen sus inconvenientes. Tienen su lugar en el mercado para ciertos perfiles de usuario pero no deben ser vistas como una solución universal. La propiedad de un coche sigue ofreciendo ventajas insuperables en términos de libertad, economía y valor emocional.

En muchos casos, el coche es parte de nuestra vida. Para muchos, su coche no es solo un medio de transporte, sino un símbolo de independencia y logro personal. Es el lugar donde escuchamos nuestra música favorita, donde compartimos conversaciones importantes y donde vivimos experiencias memorables. El componente emocional de tener un coche en propiedad es difícil de replicar con un coche alquilado o compartido.

Tener un coche en propiedad es símbolo de independencia y tiene valor emocional. Imagen: Freepik

Así que la realidad es que no hay una solución única que funcione para todos. En un mundo cada vez más diverso y dinámico, parece probable que el futuro de la movilidad combine tanto la propiedad como el acceso compartido. Solo digo que no te dejes llevar por las modas, tener un coche propio sigue siendo algo importante. Defender su importancia en un mundo que parece alejarse de la propiedad individual y anima a tener menos es, en muchos sentidos, una forma de defender nuestra libertad personal.

En última instancia, la elección entre compartir o poseer dependerá de factores personales, como el estilo de vida, la ubicación y las prioridades individuales. Lo importante es que los avances en tecnología y modelos de negocio nos están dando más opciones que nunca, permitiéndonos elegir la solución que mejor se adapte a nuestras necesidades y al futuro del planeta.

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