
Maverick Viñales, vicios y virtudes

04/17/2025 07:43 AM
Decía Albert Einstein que el tiempo es relativo, y Maverick Viñales lo volvió a demostrar este domingo en el Lusail International Circuit, donde fue capaz de comprimir una década en apenas 40 minutos. Y es que la actuación del piloto del Red Bull KTM Tech3 en Qatar fue el resumen perfecto de lo que ha sido toda su trayectoria en el Mundial de MotoGP: un péndulo que oscila entre las virtudes que le han convertido en el único piloto capaz de ganar con tres marcas distintas en la era MotoGP -y que lleva camino de ser el primero en hacerlo con cuatro en la historia de la clase reina- y los vicios que le han privado de conquistar el título, no habiendo siquiera llegado a ser subcampeón. Evidentemente, todos los pilotos (como seres humanos que son) tienen sus propias virtudes y sus propios vicios. Pero muy pocos se mueven de forma tan drástica entre ellos como lo hace Viñales. Su talento para ir en moto es superlativo, sin duda uno de los más impresionantes de la historia reciente del motociclismo, tal y como ha demostrado en diversas ocasiones: ganando su cuarta carrera en 125cc, triunfando en su segunda carrera en Moto2, devolviendo a lo más alto del podio a Suzuki, venciendo en su estreno con Yamaha y llevando también al primer escalón del cajón a Aprilia. Sin embargo, lleva desde 2019 sin acabar en el top 5 de la general final de MotoGP, salió de Yamaha de forma tumultuosa y tampoco se fue vitoreado de Aprilia, la marca que le acogió cuando se quedó sin moto a mitad de temporada. En esa ocasión, fue él quien decidió aceptar la oferta de KTM porque, a su juicio, la oferta de renovación por parte de Aprilia llegó demasiado tarde. Lo hizo incluso aunque eso implicara pasar de ser piloto oficial a ser piloto independiente por primera vez en la década que lleva en categoría reina. Eso sí, independiente sobre el papel, porque KTM prometió estatus oficial a sus cuatro pilotos. Maverick Viñales intenta escaparse de Marc Márquez, MotoGP Qatar 2025 Desde entonces, su periplo en la marca austriaca comenzó marcado por el tumultuoso invierno vivido en los despachos de Mattighofen, generando unas dudas que tomaron el cuerpo de la RC16 en pretemporada y no se disiparon en los primeros grandes premios. Y, de repente, Qatar. Como si no hubiesen pasado ocho años desde aquel 2017 en el que se estrenó con la Yamaha YZR-M1 ganando en Lusail; o cuatro desde el triunfo en el mismo escenario en el que sería su ultima victoria con aquella moto meses antes de que su relación con los de Iwata estallara. Allí estaba él. Trepando posiciones hasta ponerse en cabeza por delante de Marc Márquez, aquel con el que tantas veces le compararon. Durante unas cuantas vueltas, MotoGP vivió un déjà vu colectivo de aquellas escasas e intensas batallas que ambos libraron cuando eran las puntas de lanza de las dos grandes fábricas japoneses. La victoria de Márquez fue lo de menos: en cuatro carreras, Maverick Viñales había llevado a KTM hasta la segunda posición, mientras sus compañeros de marca navegaban a la deriva en la zona media-baja del pelotón. La alegría total duró poco: mientras Viñales todavía celebraba en pista, llegaba la notificación de que estaba siendo investigado por las presiones. Salvo milagro, iba a ser relegado a la 14ª posición, lo que acabaría sucediendo. Eso sí, después de disfrutar del podio e incluso de comparecer en la rueda de prensa de los tres primeros. Maverick Viñales en el podio del GP de Qatar de MotoGP 2025 Ya nada más bajarse del podio, fue preguntado en DAZN por la investigación de las presiones, y antes de dejar claro que la gran carrera que había realizado no se la iba a quitar nadie, dejó una frase que no pasó desapercibida: "Ese no es mi trabajo, es el trabajo del técnico. Así que, si algo pasa, que se la cargue el técnico". Sin entrar a valorar la culpabilidad del técnico, sí que conviene detenerse un segundo para recordar que el cálculo de las presiones es, en muchas ocasiones, un acto de fe para los técnicos; que deben añadir la adivinación a sus aptitudes, ya que no deben limitarse a establecer una presión inicial 'estándar', sino que deben hacerlo imaginando cómo se desarrollará la carrera de su piloto. En este caso, era difícil presentir que Viñales iba a llegar a liderar la carrera durante cinco vueltas, lo cual seguramente fue determinante en esa sanción final. Después, cuestionado por si no había ido vigilando las presiones en el dashboard, se limitó a decir que no lo había mirado, que solo iba centrado en pilotar. Y eso no solo explica que entrase en meta segundo y las hojas de resultados digan que acabó 14º; sino que, de alguna forma, también explica que esté infinitamente más cerca de lograr un hito histórico sin precedentes como es ganar con cuatro marcas en la categoría reina que de ser campeón de MotoGP. Una década resumida en 40 minutos. Maverick Viñales delante de Marc Márquez y Pecco Bagnaia, MotoGP Qatar 2025 Porque, por suerte o por desgracia, en pleno 2025, un piloto de MotoGP tiene que hacer muchísimas más cosas que centrarse en pilotar: debe controlar muchísimos factores a su alrededor, entre los que se incluyen las presiones. Y lo peor para Viñales es el agravio comparativo: sigue muy fresco en la memoria colectiva lo sucedido hace mes y medio en Tailandia, cuando Marc Márquez ralentizó adrede y se quedó toda la carrera de Tailandia detrás de Álex Márquez porque vio en el dashboard que las presiones se habían disparado y, si no tomaba medidas, le iban a sancionar. Así que hizo lo que tenía que hacer un piloto total: en vez de tirar a tope toda la carrera, ser sancionado y echar balones fuera culpando al técnico, se encargó de burlar la penalización y, para colmo, terminó ganando. Probablemente, si Viñales hubiera echado un ojo al dashboard, podría haberse quedado detrás del propio Marc, de Franco Morbidelli o incluso, en las últimas vueltas, detrás de Pecco Bagnaia; protegiendo así su segunda posición o, en el peor de los casos, terminando tercero tras el italiano. En definitiva: la carrera de Maverick Viñales en Qatar fue una nueva demostración de que, por muchas y buenas que sean tus virtudes pilotando una moto, limitarse solo a pilotar la moto es uno de esos vicios que un piloto de MotoGP no se puede permitir si quiere ser campeón.