La manzana envenenada de Liam Lawson: subirse a la chepa de Verstappen, o morir en el intento

Hoy a las 12:00 AM

Fernando Alonso se bajó de su monoplaza en Austin llamándole “idiota”. Liam Lawson tuvo que disculparse tras sacar la 'higa' a Sergio Pérez en la siguiente carrera. “No estoy aquí para hacer amigos, sino para ganar”, respondió con suficiencia el neozelandés. ¿Y desde ahora, con Max Verstappen al lado?

Lawson tendrá que morder la manzana envenenada del segundo asiento de Red Bull. Quienes lo hicieron desde 2014, incluido Daniel Ricciardo, sufrieron sus efectos. Por si acaso, ya le han avisado sus jefes.

Con un punto de suficiencia y altivez, duro en la pista, Liam Lawson afronta el dilemade rivalizar con Verstappen o convertirse en otra víctima de la paradoja de Red Bull, según la cual decenas de millones de inversión en pilotos son quemados ante quien solo llegó al equipo parte de la estructura al llegar a la Fórmula 1.

El 'dedito' a Pérez

El duelo con Sergio Pérezante el público mexicano reproducía las palabras de Alonso una semana antes en Austin. “Tal vez hubo demasiada acción por parte de Lawson, que tiene seis carreras para demostrar sus habilidades, no creo que sea la mejor opción, pero lo que está en juego es su carrera, no la mía”.

El mexicano remontaba nervioso tras una pésima posición de salida hasta encontrarse con Lawson. Rival para el asiento en Red Bull, el neozelandés pegó el cerrojazo al mexicano, con chapa incluida. Más tarde, Lawson le comunicó sus pensamientos con el dedo. En solo dos carreras había cabreado a dos de los veteranos de la parrilla. En aquel duelo con Pérez, Lawson revivió un episodio similar con otro piloto de Red Bull, con solo 17 años, que resultó crucial para su trayectoria deportiva.

"¡Un casco de Red Bull!"

Tras competir en la Fórmula 4 alemana en 2018, Lawson veía peligrar su carrera por falta de recursos económicos. Entonces, muchos pilotos europeos acudían al Toyota Racing Series neozelandés para hacer manos en invierno, y allí estaba Lucas Auer, miembro de la cantera de Red Bull.

Lawson sabía que aquel corto campeonato era su última oportunidad. Lucas Auer era su compañero de equipo. “¡Un casco de un piloto de Red Bull¡Fantástico!” contaba el neozelandés. Consciente de que Marko estaría pendiente de Auer, le metió tal hachazo que, efectivamente, llamó la atención de Marko. Como con Sergio Pérez. Al terminar aquella carrera fue contratado por el Red Bull Junior Team, con 17 años. Desde entonces, hacia la Fórmula 1.

Con su puñado de carreras en el VisaCarb, Lawson necesitaba sacar pecho y confirmar a Markoel perfil despiadado que busca en sus pilotos, duros y sin melindres. Aunque ahora le toca morder la manzana.

Fortaleza mental... para aguantar los golpes

Daniel Kyvat, (Daniel Ricciardo se marchaba mosqueado y por decisión propia) Pierre Gasly, Alex Albon y Sergio Pérez, todos se han estrellado contra el muro de Verstappen. Por su inmenso talento, pero también en la tierra quemada que el piloto y su entorno crean internamente para aplastar cualquier conato de competitividad. Que le pregunten a Sergio Pérez cuando amagó hace dos años que aspiraba a ser campeón del mundo. O a los Sainz, en Toro Rosso.

“En Liam tenemos un piloto con una gran fortaleza mental” justificaba Christian Horner sobre sus virtudes, “tiene la actitud mental adecuada para afrontarlo”. Es el mantra que se repite desde Red Bull como principal valor, rasgo imprescindible como saco de golpes con Verstappen y su destino a ser crujido como sus predecesores en el pasado.

El diferencial de experiencia entre ambos ya justifica una primera temporada de morder polvo, por lo que Lawson tendrá que tragar quina pero manteniendo el tipo. De hecho, el propio Helmut Marko poco después de anunciarse su fichaje. Y descarnadamente.

"Alguien a quien no puede vencer"

Para Marko, Albon era “muy rápido, pero quizás demasiado amable. Sobre Gasly, Marko también se mostró implacable. “Buscó excusas en lugar de abordar sus propios errores” acusándole de “reinventar el coche” con la puesta a punto en su afán de batir a Verstappen, logrando el efecto opuesto. De modo que Lawson debe aprender del pasado.

Para empezar, necesitará adaptarse al comportamiento crítico y radical de los monoplazas austríacos, (“como un ratón de ordenador en su máxima sensibilidad”, según gráfica imagen de Alex Albon). De momento, el consejo del jefe: “No debe intentar lo que hicieron otros compañeros de Max, que se refugian en la tecnología, en reglajes a veces absurdos o en la estrategia. Solo tiene que aceptar que Verstappen es el mejor y ver hasta qué punto puede acercarse a él”.

“Como nadie puede ganarle, es importante aceptarlo”, le avisaba el austríaco poco después de anunciar su fichaje. “Tiene que aceptar que aquí se enfrentará a alguien a quien, sencillamente, no puede vencer. Creemos que tiene esa fortaleza mental”. Es decir, resiliencia para aguantar la que, presumiblemente, te va a caer.

Marko ya le ha planteado el panorama: “Debería estar a tres décimas de Max en clasificación como en carrera, suficiente para conseguir puntos en Constructores”. Es decir, asumir el rol que Sergio Pérez no pudo ejecutar el pasado año, que hizo a Red Bull perder el título por equipos y un buen porrón de millones.

¿Y si Lawson no se resigna a ejercer como otro segundón en Red Bull? ¿Será el primer piloto en subirse a la chepa de Max Verstappen? Si lo lograra, el mundo será suyo. De momento, si el pasado es buen maestro, esos humos del presente pueden ser ceniza en el futuro.