
Las señales del fin del ciclo de Red Bull al que Max Verstappen podría dar la puntilla definitiva
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03/30/2025 11:00 PM
Como ese crujir de vigas que delata el riesgo de hundimiento del techado, así Red Bull ofrece síntomas del fin de un ciclo. Si Max Verstappen también lo percibe así y decide dejar la casa, podría precipitar el derrumbe.
El modelo de Red Bull comienza a dar algunas señales de agotamiento, con el reciente caso de Lawson/Tsunoda como otro crujido más. Otros ejemplos de equipos exitosos en un pasado no muy lejano recibieron la puntilla cuando perdieron al Messi de turno.
Porque los grandes talentos siempre buscan la dirección del viento triunfante. La evolución de Red Bull en este último año invitarían a Verstappen a coger otro tren con mejor rumbo hacia la victoria. Sin ir más lejos, al terminar la presente temporada.
La política de pilotos y el Red Bull Junior Team
El reciente culebrón Lawson/Tsunoda incide en los errores e incoherencias de gestión en los responsables del Red Bull. Un piloto cuya resiliencia mental le hacía idóneo para acompañar al neerlandés, era apeado tras solo dos carreras en circuitos desconocidos, en los que perdía una sesión por avería mecánica en Australia y con solo otra de libres antes de un formato esprint en China. Todo ello, tras indemnizar con generosidad a otro piloto renovado hace pocos meses, para ahora subir al RB2 al que no valía para el puesto, pero ahora acabará la temporada 2025, según Helmut Marko.
Como en su día con Nick de Vries,se percibe una bicefalia de criterio para elegir pilotos. Horner tiene su agenda, y Marko la del Red Bull Junior Team, no siempre en la misma página, pero siempre con las bendiciones finales de Max Verstappen, quien también ha cuestionado la decisión tomada con Liam Lawson.
Este episodio pondrá en perspectiva el sentido del Red Bull Junior Team. Decenas de millones invertidos en pilotos que se estrellan desde 2014 contra el muro de un Max Verstappen fichado directamente para subir a la Fórmula 1. Sin Dietrich Mateschitz, quizás Helmut Marko deba rendir cuentas sobre la coherencia y utilidad del programa por su evolución en estos últimos tiempos.
Sin Newey y otros
Cuál será el ambiente interno en Red Bull desde la guerra civil de 2024 es otra incógnita. Lo que parece una tregua quizás sea guerra larvada entre las dos figuras que dirigen la vertiente deportiva. De momento, semejante ambiente -y la pérdida de influencia técnica en el equipo- propició la salida del mayor activo de Red Bull durante dos décadas, Adrian Newey, y gran artífice de los éxitos en el área técnica.
Rob Marshall (hoy triunfando en McLaren), Jonathan Wheatley (anterior director deportivo, en Audi), Will Courtenay (director de estrategia), Lee Stevenson (jefe de mecánicos de Verstappen), Dan Fallows y otros técnicos han dejado el equipo. Quizás causa de que los RB20 y RB21 hayan perdido su pegada y ahora sean el tercer o cuarto monoplaza según el fin de semana, rendimiento solo maquillado por el descomunal talento de Max Verstappen. Sin coches ganadores, habrá que poner a prueba la lealtad del neerlandés.
El gran desafío de rendimiento incierto
Sobre el horizonte también sobrevuela el mayor y más complejo desafío asumido por el fabricante de bebidas, que también lo es ya de motores, en contra de las proclamas de Horner y compañía durante años. ¿Podrá Red Bull Powertrains competir con Honda, Mercedes y Ferrari en la compleja tecnología híbrida y más allá, aun con el respaldo de Ford en tal aventura?
Si tan monumental apuesta no funcionara en 2026 o 2027, podrían temblar los cimientos de Red Bull. Horner y Marko torpedearon el acuerdo de la cúpula con Porsche con el argumento de controlar su destino al margen de las intempestivas decisiones de un consejo de administración. Léase Honda. Que, por cierto, seguirá en la Fórmula 1 con Aston Martin. Acertada o no la estrategia (veáse el pragmatismo de Alpine como ejemplo) Red Bull nunca había afrontado semejante reto tecnológico de inversiones monumentales. Que Verstappen confíe o no en su éxito forma parte de las incógnitas a despejar en el futuro del neerlandés.
¿Cree Verstappen en el futuro de Red Bull?
Vinculada su continuidad a la de Marko (como quedó patente el pasado año), debilitado el equipo técnico y sin el cemento de un monoplaza ganador, Verstappen también puede dudar del potencial de Red Bull como fabricante de motores. Por no hablar del conflicto latente entre su padre y Christian Horner, crudo y asertivo consejero para buscar los paisajes más atractivos, deportiva y financieramente.
Es redundante insistir en la dependencia de Red Bull con Max Verstappen, visualizada nuevamente en el culebrón Lawson/Tsunoda. Por su talento al volante como por su dominio absoluto en el seno del equipo. Si Verstappen anticipara el agotamiento de Red Bull, llegaría la hora de subirse a otro barco.
El neerlandés avisa que su vida en la Fórmula 1 no será muy larga, menos con el actual calendario. Su paternidad reciente quizás acentúe sus convicciones. De aquí la posibilidad de capitalizar su carrera con un espectacular contrato en otra estructura diferente, a pesar de su vinculación con Red Bull hasta 2028. ¿Cuándo y dónde? Con Ferrari y McLaren cerrados, tan solo Mercedes o Aston Martin se antojan candidatos.
One kiss is all it took to light up the Dutch flag 😘⏮️ 2023#F1 || #JapaneseGPpic.twitter.com/LLq5xmYLY9
— Oracle Red Bull Racing | オラクル・レッドブルレーシング (@redbullracing) March 28, 2025
Toto Wolff debería desplazar a George Russell o Kimi Antonelli. El británico acaba contrato en 2025. Con Fernando Alonso vinculado a Aston Martin en 2026 y ansioso por pegar su último disparo con Adrian Newey, ¿quién sería sacrificado en caso de que Verstappen se ponga a tiro a Lawrence Stroll? ¿Tendrá que esperar a 2027 suspirando que Red Bull acierte con el nuevo reglamento de 2026?
McLaren vivió su fin de ciclo cuando Honda abandonó al equipo a comienzos de los noventa y Ayrton Senna siguió el camino tan pronto le fue posible. Ferrari cerró el suyo cuando Luca di Montezemolo quiso recuperar el control, en manos de Schumacher, Todt y Brawn. Si Max Verstappen siente que el techado amenaza con derrumbe y sale antes por la puerta, en Milton Keynes necesitarán algo más que su estimulante bebida.