Red Bull tiene un problema serio, y no es Liam Lawson

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Liam Lawson, piloto de Red Bull Racing

El neozelandés Liam Lawson es el último piloto del programa de jóvenes talentos de Red Bull en sufrir las consecuencias del efecto Verstappen. Pero la responsabilidad no es sólo del piloto, como no lo fue tampoco de sus predecesores.

Desde que Daniel Ricciardo decidió marcharse de Red Bull a finales de 2018, el puesto de segundo piloto del equipo anglo-austriaco se ha convertido en una penitencia para todos y cada uno de sus posteriores ocupantes.

Pierre Gasly, Alexander Albon, Sergio Pérez y ahora Liam Lawson han terminado sucumbiendo a la presión de tener que medirse a Max Verstappen, el piloto más rápido, implacable y fiable de la Fórmula 1 actual. En definitiva, el mejor de todos.

Esto, ya de por sí, nos indica que quizá el nivel de los pilotos elegidos no ha sido el principal problema, y que también han influido otros factores relacionados con la gestión de la situación. Y ahí es donde Helmut Marko destaca por encima de todo.

Cuando no es el caso, la paciencia se esfuma y la gestión de la situación se convierte en un show de histeria

Ni paciencia, ni confianza

Daniel Ricciardo ha sido el piloto que mejor ha aguantado la comparación con Max Verstappen desde que el neerlandés ascendiera al equipo Red Bull con la temporada 2016 ya iniciada.

Pero el australiano tuvo dos puntos a su favor. Por un lado, comenzó su andadura y, por tanto, su adaptación al equipo anglo-austriaco, con Sebastian Vettel como compañero. Un tetracampeón del mundo, sí, pero ni mucho menos tan temible como Verstappen. Y, cuando Max llegó como reemplazo de Daniil Kvyat en el Gran Premio de España, lo hizo siendo un piloto ultrarrápido, pero también inexperto e inconsistente.

Fue en 2018 cuando Max Verstappen maduró definitivamente y se convirtió en el piloto que es hoy. Y, curiosamente, el momento en el que Daniel Ricciardo resolvió marcharse a Renault.

Después de eso, Helmut Marko decidió dar una oportunidad a Pierre Gasly, que sólo contaba con 26 grandes premios de experiencia en Toro Rosso. El francés no duró demasiado en Red Bull a consecuencia de unos resultados insatisfactorios para el dirigente austriaco: 12 carreras, tras las cuales le llegó el turno a Alexander Albon.

Pierre Gasly sólo duró 12 carreras en Red Bull. Liam Lawson va camino de pulverizar ese récord.

El tailandés disfrutó algo más de paciencia, pero tampoco demasiada. 26 carreras aguantó en el primer equipo, antes de quedarse sin asiento en la Fórmula 1. Este momento coincidió, además, con una importante sequía de talento en el programa de Red Bull, por lo que se tomó la decisión de fichar a un piloto ajeno al mismo: Sergio Pérez.

El piloto mexicano llegaba a Red Bull con 10 temporadas de experiencia en tres equipos distintos, por lo que supo manejar la situación bastante mejor al comienzo. O no tanto. En 2021, Pérez terminó cuarto en el campeonato de constructores a 205,5 puntos del campeón, Max Verstappen.

En 2022, Pérez subió a la tercera posición, pero volvió a sumar muchos menos puntos que su compañero: 149. Al año siguiente, Checo se proclamó subcampeón del mundo, pero Max le endosó 290 puntos. Finalmente, en 2024, los 285 puntos de diferencia con Verstappen y la octava posición en el campeonato acabaron con la paciencia de Red Bull.

Su reemplazo ha sido Liam Lawson, que ha ascendido al primer equipo después de 11 grandes premios con el filial. Y, según indica Autosport, el neozelandés ya se dirige a la rampa de salida tras únicamente dos grandes premios en los que no ha conseguido salir de las últimas posiciones de la clasificación.

¿Y quién sería el siguiente? Un Yuki Tsunoda que cumple ahora su quinta temporada en Racing Bulls (antes RB y antes AlphaTauri), y que ha sido reiteradamente ignorado para el puesto por ser considerado un piloto impulsivo y poco fiable.

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¿Y si el problema es Helmut Marko?

Si eres el responsable de elegir a tus pilotos y no aciertas durante siete temporadas consecutivas, entonces quizá el problema no son los pilotos. O, al menos, no sólo ellos.

Helmut Marko es sumamente exigente, incluso cruel en ocasiones, con sus pupilos. Pero ese nivel de exigencia no se lo aplica a él ni a su trabajo. Porque es un hecho que el austriaco de 81 años lleva muchos años sin hacer su trabajo correctamente.

Por un lado, si los pilotos son el problema, queda claro que su criterio para elegirlos es erróneo. Pero si estos no son la verdadera razón por la que Red Bull no ha encontrado un compañero solvente para Max Verstappen, entonces lo que falla es la gestión.

El estilo de Marko es rudo e implacable. Estrategia que puede funcionar con determinadas personalidades, pero no con otras. Pero Helmut no se adapta y trata a todos por igual. Y da lo mismo que sean jóvenes en formación en categorías inferiores o profesionales con cierto bagaje en la Fórmula 1.

La única razón por la que Helmut Marko aguanta en Red Bull es porque así lo impone Max Verstappen.

Por otro lado, Marko nunca ha demostrado tener confianza en el talento o la valía de sus pilotos, limitándose a calificarlos en función de sus resultados. Algo que demuestra una falta de criterio preocupante. Si de verdad crees en un piloto, le das tiempo y un entorno adecuado para que crezca y desarrolle su máximo potencial.

Por un lado, Marko repite incesantemente que es imposible que haya otro piloto como Max Verstappen. Al mismo tiempo, se frustra por no encontrarlo.

Finalmente, la paciencia de Red Bull depende básicamente de una cosa: su situación en el campeonato de constructores. Mientras el coche o Max Verstappen han bastado para ganar el título, la paciencia ha estado ahí. Cuando no es el caso, esta se esfuma y la gestión de la situación se convierte en un show de histeria.

Efectivamente, Red Bull tiene un serio problema. Y no, no es Liam Lawson.

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