Carlos Sainz o cuando en una décima de segundo se arruina todo un fin de semana

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Quizá la victoria fuera algo demasiado optimista por parte de Carlos Sainz, pero era muy razonable pensar en un segundo puesto por delante de su compañero de equipo, Charles Leclerc. El monegasco había destrozado sus ruedas en su afán de superar a Oscar Piastri y habría sido presa relativamente fácil para el madrileño en las tres últimas vueltas. Pero, desgraciadamente, Checo Pérez tenía exactamente las mismas intenciones y el sueño de ambos se estrelló contra el muro.

"Estoy muy disgustado", reconocía Carlos al acabar la carrera. "Venía haciendo una carrera muy buena en un circuito que habitualmente me cuesta. Hoy he sido el más rápido en pista, las últimas 20 o 30 vueltas remontando el tiempo que habíamos perdido en la parada y en la vuelta de antes de esa parada. Cuando llegué a donde ellos, (Piastri, Leclerc y Pérez) vi que tenía más rueda que ellos y podría adelantarles". Lamentablemente, no fue así y al final una carrera trabajadísima se fue al garete en un desafortunado suspiro.

El incidente entre el español y el mexicano, como era de esperar, iba a disparar una polémica enorme acerca de quién era el culpable. Las redes sociales empezaron a arder nada más acabar la carrera, criticando las maniobras de uno y otro piloto. Como era de esperar, también Fred Vasseur en Ferrari y Helmut Marko en Red Bull defendieron la actuación de sus pilotos. Sin embargo, como en tantas ocasiones, la verdad se encuentra a mitad de camino de los dos extremos y la cuestión se saldó sin sanciones para los dos pilotos.

Así juzgaba Sainz su visión del incidente: "Pasé a Checo primero, luego, atacando a Charles (Leclerc), yo hice la línea normal que he hecho todas las vueltas en este circuitodonde te vas yendo a la izquierda poco a poco y se ve a Charles delante de mí también haciéndolo igual. Por alguna razón que no entiendo del todo, nos hemos tocado, así que nada, hay que pasar página. Así son las cosas y a por la siguiente". Carlos reconoció que sabía que Checo estaba donde estaba, pero daba por hecho que iba a moverse hacia su izquierda, donde tenía mucho espacio, pero el de Red Bull no varió su trayectoria.

Visiones diferentes

Checo Pérez, por su parte, lo veía de forma muy diferente en el momento del accidente, exclamando con furia que Carlos era un idiota y estaba loco. Con la adrenalina por las nubes y sin tener la visión completa del incidente, es lógico reaccionar así ante un golpe donde podías haberte hecho mucho daño y que, además, arruinaba una de sus mejores carreras del año. Más tarde, más calmado y viendo las imágenes, el mexicano dio un veredicto más ecuánime: "Salgo de la curva con bastante margen, y como Charles va para dentro, hacia mi línea, Carlos intenta seguir el rebufo de Charles, y yo estoy ahí, y como él tenía más velocidad, al seguir cerrando, fue muy rápido el impacto, no tenemos tiempo de reaccionar".

El mejor resumen y veredicto que quizá se pueda encontrar, está en el propio comunicado de los comisarios deportivos. Si en otras ocasiones estos han podido ser objeto de crítica, es de justicia reconocer cuando aciertan plenamente como fue en este caso: "Sainz, mientras estaba delante y con su derecho de continuar su trayectoria, se movió suavemente hacia el coche en el que tenía una visión limitada. Al mismo tiempo, no había nada extraño en la trayectoria de Pérez, aunque pudiera haber hecho más al tener mejor visión del otro coche". Es decir, ningún piloto era predominantemente más culpable que el otro.

La gran pena, tanto para Carlos como para Checo, era que, en una carrera en la que se estaban reivindicando respecto a sus compañeros de equipo como los grandes pilotos que son, que ambos se hayan ido de vacío. Este era un Gran Premio que a Leclerc nunca se le debería haber escapado. Bakú es uno de sus circuitos preferidos y de no haber mediado el incidente, habría sido superado por Sainz, que reconoce que el circuito de Azerbaiyán no le gusta nada. Y qué decir de Checo. En un fin de semana cerrando bocas sin parar ante su superioridad respecto a Max Verstappen, se fue de vacío.

El comienzo de carrera de Sainz no auguraba nada especial para el madrileño en este Gran Premio. A Leclerc se le veía fortísimo desde el principio y a Carlos no se le veía cómodo. Pero el madrileño ya avisaba en los entrenamientos clasificatorios: "Tengo esperanzas para la carrera porque cuando encuentro el ritmo tengo posibilidades". Y así fue exactamente. Con el segundo juego de neumáticos, el Ferrari número 55 empezó a volar constante como un martillo pilón. Décima a décima, vuelta a vuelta, fue enjugando su desventaja hasta llegar al tramo final más fuerte que nadie.

El comunicado del veredicto de los comisarios es impecable. (FIA)

Oportunidad desaprovechada

Realmente, es una faena, porque, ante los problemas de Max Verstappen y el estado de forma de los Ferrari, haber acabado delante de Leclerc en Bakú habría metido también a Carlos en la lucha matemática por el Mundial. Ahora la brecha de puntos respecto a Leclerc se ha agrandado lo suficiente como para que no sorprenda, que si la buena racha de los de Maranello continúa, el equipo le pida al español que haga de escudero de su compañero de equipo.

La única forma que va a tener para evitarlo es clasificar muy bien y siempre delante de su compañero de equipo. Ya ven. Todo el mundo hablando de que Oscar Piastri debía de acatar órdenes de equipo en McLaren a favor de Lando Norris y viene el australiano y se descuelga con una carrera prodigiosa aprovechando un nuevo fallo de su compañero de equipo. Ese debe ser el objetivo de Sainz: acertar cuando Leclerc falle. Hoy en Bakú estuvo a punto de ocurrir. ¿Por qué no en Singapur que tan buenos recuerdos le traerá?

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