El milagro de Fernando Alonso en Qatar o cómo exprimir la bayeta hasta la última gota posible

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La moral estaba hundida en Aston Martin en este tramo final de la presente temporada. El AMR24 ha ido poco a poco decayendo en competitividad, hasta convertirse en uno de los dos peores coches de la parrilla. Poco podía esperarse en el Gran Premio de Qatar. Si entrar en los puntos sonaba ya a quimera, alcanzar una séptima plaza entraba en el terreno de lo milagroso. Pero Fernando Alonso lo logró. Y no por una cuestión de suerte.

Es evidente que todos los acontecimientos de carrera remaron a favor de Fernando y de su equipo. Pero para poder aprovechar las oportunidades cuando se presentan, tienes que tener los deberes hechos y no fallar en ningún momento. Esto es justo lo que sucedió en la pista de Losail: una carrera de ejecución perfecta tanto por parte del piloto como de los estrategas de Aston Martin.

Rubén Rodríguez

"Fue un domingo muy bueno para nosotros,terminamos en séptimo lugar y con seis puntos anotados. El coche se mostraba un poco más fuerte que este sábado y hemos aprovechado parte de todos los acontecimientos que teníamos por delante con los abandonos y las penalizaciones. Estuvimos esta noche en el lugar correcto en el momento adecuado", explicaba Alonso al término de la carrera. No se podía resumir mejor la clave de lo sucedido. Bastaba ver los problemas de muchos pilotos para darse cuenta de lo caro que se pagaban los fallos, por pequeños que estos fueran.

Fernando también cometió errores y hubo un momento en el que perdió ligeramente el control de su coche, teniendo que salir por la escapatoria en el tercio inicial de carrera. La sombra de una penalización que hubiera tirado todo por tierra planeó por unos momentos. Por fortuna, el reingreso en la pista del piloto español no fue interpretado como peligroso. La preocupación al final quedó en nada, al no llegar aviso alguno de los comisarios en el momento de parar a cambiar neumáticos.

Problemas técnicos

Pero la posible penalización no era la única preocupación a la que tenía que prestar atención Fernando. El Aston Martin, en determinados momentos de carrera, se quedaba sin velocidad punta en momentos clave. "Es un problema de la unidad de potencia combinada con los frenos. Hay una disparidad entre lo que el coche cree que está haciendo en ese momento y lo que sucede de verdad. Cuando hacemos el reinicio de carrera, aún se piensa que seguimos detrás del safety-car".

Alonso reconoció que el problema no era nuevo y que ya lo han sufrido más veces. Lo malo del asunto es que, al ocurrir en los comienzos de carrera o después de la presencia del safety-car, las pequeñas oportunidades de adelantar que aparecen, se disipan. Es algo que se pudo apreciar perfectamente en la salida y en los sucesivos lances de carrera. Fernando también reconoció que, de no haber aparecido los safety-car, hubiera acabado en el puesto 10 o el 11 por la dificultad de adelantar una vez que el pelotón toma forma. "Al final, todo se puso en su sitio", afirmó con alivio el ovetense.

Los problemas con la electrónica, el software o ambos a la vez, son la guinda a todas las dudas de un coche que nació mediocre y que, con el transcurso de la temporada, ha ido a peor. Mucho tienen que cambiar las cosas en Aston Martin durante 2025 si de verdad es realista el objetivo de ser un equipo ganador en 2026. El desbarajuste técnico se ha cobrado la cabeza de su director técnico, Dan Fallows, pero no todo es negativo en el equipo de Silverstone, pues a nivel estratégico hay que reconocer que estuvieron de diez.

Acierto estratégico

Alonso puso todo de su parte para lograr el inesperado séptimo puesto. Pero es cierto que el factor fundamental del éxito fue una decisión estratégica del equipo. A Fernando le llamaron dos veces del muro de boxes en un intervalo muy pequeño de tiempo, aprovechando las entradas de los coches de seguridad y ahí estuvo la clave. Gracias a esa decisión, pudo poner un segundo juego de neumáticos medios y eso le metía en la pelea con coches más competitivos que el suyo. La diferencia entre el rendimiento del neumático duro y el medio en Qatar era notable y, gracias a eso, pudo pelear en condiciones.

El español añadió su grano de arena al jugársela a la salida de boxes con Kevin Magnussen, que era un rival directo, y realizó también adelantamientos de mucho mérito. Ese tipo de actuaciones, como la de Qatar, es la que hace siempre que un equipo caiga rendido ante su piloto. Es exactamente lo mismo que tienen que sentir los mecánicos e ingenieros que trabajan con Max Verstappen. Frente a las dificultades, son pilotos que se crecen y, ante el mínimo resquicio que ofrecen sus rivales o circunstancias de carrera, nunca fallan.

Lograr un resultado así es más importante de lo que parece. Para un equipo como Aston Martin, que ha tocado fondo y no esperaba ya nada de 2024, un séptimo puesto tiene el mismo efecto que ese gol del empate antes del descanso por parte de un equipo que ha jugado regular. No se afronta de igual ánimo el invierno y la preparación de 2025 viendo luces al final del túnel que si continúas sumido en la oscuridad. Saben que tienen un piloto en forma y enchufado al máximo.

"Qatar es de este tipo de carreras donde tenemos que estar ahí, merodeando los puntos para intentar pescar los máximos posibles. Estoy contento con el séptimo puesto y con la carrera de este domingo. Ojalá podamos acabar con buen sabor también en Abu Dabi", concluyó Alonso. Quedó claro que el bicampeón mundial sigue siendo uno de los mejores pescadores de la Fórmula 1 cuando el río baja revuelto.

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