"Ya no soy rápido". Hamilton, Ferrari y la pinza española de Carlos Sainz y Fernando Alonso
Ayer a las 11:00 PM
“Siempre habrá momentos en los que pienses: ‘¿Soy yo o es el coche? ¿Todavía lo tienes? ¿Lo has perdido? Porque te falta ese… cuando ocurre la magia, cuando todo encaja, el coche y tú y consigues esa chispa, es extraordinario, y eso es lo que estás buscando. Por supuesto, he dudado, soy solo un ser humano. Si alguien en el mundo te dice que no tiene esas cosas, está en estado de negación. Todos somos seres humanos”.
En 2023 por estas fechas y el campeonato recién acabado,Lewis Hamilton se planteaba tan cruciales preguntas. Un año después, su posición ha empeorado y los interrogantes ganan intensidad en el marco de un desconcertante última temporada con Mercedes. El británico llegó al paroxismo en Qatar, envuelto en errores, incidentes y mensajes descorazonadores, nada favorables para la imagen de un piloto de su dimensión.
"Definitivamente ya no soy rápido”. Ironía o sinceridad, el británico se descolocaba con su confesión tras ser vapuleado viernes y sábado por George Russell en cuatro décimas y algo más al día siguiente. El revuelo fue extraordinario ante tan insólito reconocimiento.
245 Races. One to go.The Lewis Hamilton x Mercedes partnership will conclude at the #AbuDhabiGP 🖤@LewisHamilton@MercedesAMGF1pic.twitter.com/l2FcrDadg8
— Formula 1 (@F1) December 2, 2024
Russell aventaja en 18/5 el parcial de los sábados. "Ha sido una sesión bastante sencilla. El coche iba bastante bien. Estoy a medio segundo de mi compañero de equipo en el mismo coche. Ha sido así todo el año. Sé que todavía lo tengo. Simplemente... el coche no va más rápido. Sé que lo tengo, no es una duda que tenga" ¿En qué quedamos?
Hamilton afronta una delicada situación. Por un lado, juega ambiguamente con un sutil sabotaje de su equipo. Por otro, levanta dudas en el aficionado de que tan quejumbroso comportamiento responda al traume de asumir un posible declive, si fuera el caso. Así, Lewis Hamilton estaría cometiendo un gran error con la gestion de estos tiempos. Tanto Carlos Sainz como Fernando Alonso sirven como pinza de referencia.
La madre de todas las desgracias
Los resultados de Hamilton se desploman tanto como su ánimo y espíritu. Gran Premio de Estados Unidos: El británico no pasó del Q1 y se accidentaba violentamente en la tercera vuelta donde ha ganado cinco veces. México: Russell le endosaba tres décimas.
LAP 34 / 57PUNCTURES FOR LEWIS HAMILTON AND CARLOS SAINZ! 💥🟡 SAFETY CAR DEPLOYED 🟡#F1#QatarGPpic.twitter.com/jj8xDVxcm9
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En Brasil: atrapado en el Q1, con un monoplaza desastroso de comportamiento en carrera, mientras que Russell lideraba. "Fuimos muy lentos. El coche era muy, muy duro. El equipo también podría haber ganado hoy, así que al menos un coche se comportó mucho mejor”, dejaba caer veladamente al terminar. "Es como una tabla de madera, como si no tuviera suspensión", añadió. "Pero creo que las tres últimas no tienen tantos baches. Pero, sí, podría irme felizmente a tomarme unas vacaciones". Sin baches, a peor.
Las Vegas: décimo de parrilla, con Russell en la pole. En Qatar: la madre de todas las desgracias: vapuleado por Russell sábado y domingo, salida errada y sanción, pinchazo, nueva sanción por exceso de velocidad en boxes entre una letanía de quejas por la radio hasta pedir la retirada de su monoplaza. Si cabía seguir tocando fondo, aún quedaban sótanos por bajar.
El mensaje hacia Ferrari
En la Fórmula 1, la percepción es crucial, y la que el británico transmite puede desconcertar a los aficionados italianos y la cúpula de Ferrari, a los que regala argumentos para para cuestionarse si han comprado un juguete roto. O, usando la expresión de Toto Wolff sobre el británico en el reciente libro publicado sobre Mercedes, si “la vida útil” de semejante piloto está en declive. Hamilton no gestiona adecuadamente estos tiempos borrascosos.
LAP 29 / 57Neither Mercedes driver is enjoying the balance of the car right now.Russell radios to say the car isn't turning, and a lap later Hamilton has to catch a moment on acceleration 😬#F1#QatarGPpic.twitter.com/WcHHeN1B18
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Imposible saber si Toto Wolff le pone palos en las ruedas tras su intempestiva marcha. Aunque sí cabe especular con sus dificultades para adaptar su estilo de pilotaje a una vuelta a los monoplazas de efecto suelo.
Si los grandes se distinguen por su talento para adaptarse a la personalidad de cada máquina, puede que a Hamilton se le atragante un monoplaza de efecto suelo al límite. En Italia tienen así motivos para dudar hasta que no lo desmienta el britanico con la misma máquina que Leclerc. Resulta innegable que Hamilton está desorientado.
Sainz y Alonso
Son los dos pilotos españoles quienes sirven de marco para este Lewis Hamilton. Sainz, por ser el sustituido. ¿Querría Ferrari al británico de estos tiempos, en vez del madrileño, además menos oneroso financieramente? ¿Por qué el británico fue fichado a mediados del pasado año? ¿Su “vida útil” podrá con Charles Leclerc? Si ahora se aprecia un Hamilton tan derrotado y desmoralizado. ¿Cómo será su experiencia en Ferrari? ¿Y la de la prensa, afición?
La actual adversidad exacerba la personalidad emotiva y sensible que siempre ha caracterizado al britanico, propensa a la queja cuando se tuerce el aparejo, con una voluble fragilidad de quien ya debería tener costra emocional suficiente. Que intenta remediar con discursos propios de la literatura de autoayuda, pero que su naturaleza traiciona.
En el espejo tiene a un Fernando Alonso, 43 años, y sin victorias desde 2013. Con equipos de media o fondo de tabla en esta década. Los sinsabores de Hamilton son caramelos en comparación con las experiencias del español con McLaren, Alpine y, en estos tiempos, Aston Martin. Mientras, Hamilton acumulaba un título tras otro, ¿cómo habría afrontado la misma peripecia deportiva de Alonso? Si hubiera estado dispuesta a vivirla, que no parece.
Como ese piloto de Las Vegas, deseaba volver al AMR24 tras terminar undécimo porque había detectado chispazos de competitividad en su máquina durante la carrera. Sin material competitivo en el presente, alguien que se motiva merodeando por entre los equipos más competitivos y colarse por sus recovecos para arañar cualquier punto, como recordaba una vez más el séptimo de Qatar.
Quizás, la diferencia entre Hamilton y Alonso, sus distintas personalidades y motivaciones, era sintetizada por el español el sábado, tras su octavo puesto de parrilla: “No tengo dudas sobre mí mismo, voy sobrado de confianza y no necesito resultados”. Hamilton, sin embargo, vive hoy rodeado de dudas y necesita resultados. La peor bolsa de viaje antes de salir hacia Maranello.