"Me jode ser amable". El hábito de la queja de Leclerc cuando Sainz le moja la oreja en Ferrari

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"Creo que Charles se queja demasiadas veces después de una carrera…". No era la respuesta de Carlos Sainz al desahogo de Leclerc tras la carrera de Las Vegas, sino al terminar el pasado Gran Premio de España. Una costumbre que el monegasco también repitió el pasado domingo.

Aunque Leclerc ampliaba el repertorio elevando tono y decibelios con un polémico desfogue contra Sainz. "Me jode ser amable". Traicionado por la radio en abierto, la respuesta de Sainz delataba su hartazgo por situaciones similares del pasado. "Son cosas entre él y yo, nunca abro la radio ni hablo con los medios porque no me gusta, no es algo bonito de hacer y no es necesario". Al contrario de Leclerc, como bien sufrían ya en su díaSebastian Vettel, Mattia Binotto o el propio Fred Vasseur.

"Creo que siempre es la misma historia, si tienen que hacer comentarios o no tienen que hacer comentarios, pero los hacen en la vuelta (final), y no siempre tienen la imagen completa", explicaba aludiendo indirectamente al monegasco, y enfriando la polémica sobre las acusaciones de deslealtad del español. "Lo discutiremos juntos y no será un problema".

El monegasco reincidía así en su patrón de la queja cuando le mojan la oreja, valga el pareado, precipitándose en sus conclusiones todavía dentro del habitáculo. De naturaleza emotiva y visceral, Leclerc suele expresar con vehemencia sus emociones por la radio. El domingo sin recato, aunque ignorando que lo hacía en público, como aquel personaje de La vida de Brian que abría la ventana desnudo para descubrir con sorpresa a la multitud que le esperaba en el exterior.

El lío en Ferrari

"Ya, ya hice mi trabajo, pero me jode ser amable. Jode siempre. No es ya cuestión de ser agradable, sino respetuoso…". Su ingeniero intentaba calmarle, pero el monegasco siguió con su diatriba, "sí que me calle, pero siempre es lo mismo. Oh mi jodido Dios". Si el monegasco recibió una sanción de 10.000 dólares en la rueda de prensa de México, la multa de la FIA debería meterle un buen mordisco en la cuenta corriente.

Leclerc se refería al momento en que recibía el siguiente mensaje. "Le hemos dicho a Carlos que no te meta presión. Así que solo céntrate en cuidar tus neumáticos". Pero Sainz llegaba con más ritmo por sus neumáticos con más temperatura, por lo que el adelantamiento era inevitable. Tras ser superado, Leclerc no pudo evitar la ironía."Prueba a decírselo en español".

La famosa foto de Leclerc y Binotto tras la victoria de Sainz en Silverstone 2022. (Ferrari)

Leclerc se sentía no correspondido tras haber dejado pasar a Sainz en el primer relevo cuando sus neumáticos se venían abajo tras atacar alegremente a Russell. Según explicaría Sainz al terminar varios factores provocaron la situación: el español sufrió la misma fortuna con su primer juego de duros y empezó a pedir la entrada en boxes cuando Leclerc llegaba por detrás, pero el equipo no le llamó.

Cuando lo hizo, abortó su entrada en el último momento y la ejecutó una vuelta más tarde. Un cúmulo de factores concurrieron para que, al volver a la pista el monegasco tras su última parada, Sainz llegara con un gran diferencial de ritmo. "Creo que se trata más de que la situación era difícil para todos, lo discutiremos esta noche", justificaba Vasseur ante la compleja carrera de los dos monoplazas italianos y la gestión del equipo. Sin salir de su monoplaza, Leclerc tiró del corazón y lengua.

Otra de tantas

Como Sainz recordaba en Montmeló, Leclerc suele exhibir por la radio sus discrepancias, especialmente cuando es superado por su compañero, precipitándose frecuentemente en sus juicios al no tener toda la información global de la prueba.

Ya le sucedió en Singapur 2019, cuando no entendió la estrategia que dio la victoria a Vettel y el doblete a Ferrari. No ocultó su opinión por la radio y tuvo que disculparse después. "No hay necesidad de ser así en la radio en cualquier momento de la carrera, incluso si hay adrenalina, porque creo que desordena que cualquier otra cosa", declaraba entonces. Pero lo de la radio, como que no.

En Silverstone, tras la primera victoria de Sainz, Binotto tuvo que llamar al orden a Leclerc por el uso de la radio para imponer su estrategia sobre la de Sainz. Aquella famosa foto del dedo admonitorio. El pasado año, en Montreal, Leclerc se revolvió por la radio contra la gestión de su equipo en los clasificatorios, que dejó a sus pilotos fuera del Q3.

"Nos hacemos la vida más difícil después de haberme colocado en una situación de mierda". Después de leerle la cartilla, Vasseur obligó a su piloto a salir a los medios y asumir su error de interpretación de la gestión del equipo y pedir disculpas al equipo.

En Las Vegas, Leclerc se precipitó de nuevo al hablar sin recopilar antes la información y factores que condicionaban la carrera de los dos coches italianos, apuntalando ese perfil que le caracteriza y, por extensión, a su pilotaje: instintivo, emocional y en ocasiones, poco reflexivo. Que creyera que su exabrupto era privado no quita que revelara nuevamente esa naturaleza.

Como en Montmeló, Carlos Sainz tuvo que ejercer en Las Vegas como el mayor de dos hermanos. Pronto seguirán cada uno su camino. Leclerc, hagan apuestas, reincidirá con Lewis Hamilton en el mismo hábito que se juró no repetir tras aquel Singapur 2019. Tampoco ha podido evitarlo desde entonces.

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