
Microlino carga contra los SUV, pero su verdadero problema no es Europa … y lo saben

03/07/2025 01:00 PM
No es un coche y tampoco es barato. El Microlino es un cuadriciclo eléctrico especialmente concebido para las ciudades, y no debe estar vendiéndose muy bien cuando el responsable de la marca en Suiza ha lanzado un ataque a Europa pidiendo parar lo que ha calificado como la «pandemia de los SUV».
Que los SUV inundan el mercado mundial es una realidad incontestable, como también que a los fabricantes no les interesa pararla de ningún modo. Hoy en día no tienen un recambio para este tipo de coches y tampoco nada que sepan que a los clientes les entra por el ojo como para acabar con un fenómeno que ya acumula años y no tiene visos de que se termine.
Son los ayuntamientos, como el de París, han implantando fórmulas contra los SUV, para impedir el aparcamiento y la circulación de esta variante de los todoterrenos por las ciudades, pero no hay otra posibilidad de acabar con ellos. El responsable de Microlino está convencido de que vivimos una «pandemia con los SUV», y no se ha cortado un pelo en lanzar un ataque a Bruselas pidiendo que ponga fin a esta invasión.
El Hyundai Inster es uno de los más pequeños SUV del mercado, y blanco también de Microlino.¿Está Microlino agobiada por sus bajas ventas?
«La UE está distribuyendo subsidios a los enormes todoterrenos eléctricos, a pesar de que son sobredimensionados, ineficientes y dañinos para el clima. Un Tesla o un ID.4 tienen que recorrer más de 200.000 kilómetros para ser más ecológicos que un motor de combustión: eso es absurdo», dicen fuentes de Microlino, convencidas de que solo las más altas instancias del continente pueden poner punto y final a este tipo de coches.
Y, seguramente, también obligar a la población a comprar el Microlino para desenvolverse por sus ciudades. Las palabras propias de un fabricante que se ha gastado millones de euros en rescatar del olvido al antiguo Isetta de BMW ahora con la era de los coches eléctricos y que, ahora, busca un milagro para amortizar semejante gasto. El Microlino no es atractivo para nadie, salta a la vista y no hace falta fijarse en sus particularidades más especiales.
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Partiendo de la base de que pocos microcoches son populares en el continente europeo, todo lo contrario que en India y China, estos no son considerados como coches, por lo que las administraciones no ofrecen ayudas a la compra de este tipo de vehículos. Ni por medidas, ni por características técnicas o por estas limitada su velocidad máxima a 45 km/h.
«El ciudadano medio de la UE recorre tan solo 30 kilómetros al día, la mayor parte del tiempo solo. Pero en lugar de vehículos eficientes que ahorren recursos, se siguen subvencionando todoterrenos de 2,5 toneladas», dicen desde Microlino. La firma reconoce que si Europa ampliase las ayudas a la compra a los microcoches eléctricos no solo venderían más, sino que también se reduciría la diferencia de precio con un «coche» eléctrico de verdad.
Microlino no ha pensado lo más mínimo en cuál es la limitación que le impide ser un éxito. Y es que se trata de un objeto de capricho, con un precio prohibitivo. Los 19.500 euros que cuesta el Microlino más barato, con solo 8 CV y 95 kilómetros de autonomía le descartan prácticamente de inmediato; no digamos el «alto de gama», que cuesta casi 24.000 euros y menos de 180 kilómetros de autonomía. El futuro Renault Twingo costará menos de 20.000 euros y ofrecerá el doble de autonomía.