Penske compra los derechos del GP de Long Beach y garantiza su futuro en IndyCar

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El icónico paseo de Long Beach ha contemplado medio siglo de carreras.IndyCar Media

La compañia propietaria de IndyCar y del óvalo de Indianápolis ha adquirido el 100% de GPALB, promotores y organizadores de Long Beach desde sus inicios en 1975. La adquisición termina con cualquier especulación sobre una posible ofensiva de NASCAR.

Debido a su historial, enjundia, continuidad y localización, el Gran Premio de Long Beach está considerada como una de las grandes citas del vasto calendario norteamericano de carreras. Más allá de las 500 millas de Indianápolis, es quizás el evento más prestigioso de la IndyCar Series, que ha sido la atracción principal desde 1984, cuando la Fórmula 1 abandonó las calles de la ciudad californiana después de ocho visitas. 40 años después, y en la víspera de las 'bodas de oro' desde la inauguración del evento en 1975, su futuro ha quedado formalmente vinculado a la competición americana de monoplazas.

Penske Entertainment, la compañía que gestiona IndyCar y el Indianápolis Motor Speedway desde finales de 2019, ha anunciado este jueves la adquisición del Grand Prix Association of Long Beach (GPALB), la organización encargada de gestionar la promoción y logística de la consagrada prueba, que era propiedad del empresario Gerry Forsythe, a su vez ex-propietario de un exitoso equipo de IndyCar en el pasado. Los detalles financieros de esta operación no se han hecho públicos, aunque fuentes consultadas por Motor.es estiman que el desembolso se sitúa entre 30 y 40 millones de dólares.

La raíz de este movimiento se halla en la venta del 50% de los derechos que tuvo lugar a principios de este año por parte de los herederos de Kevin Kalkhoven, otro ex-propietario de equipo que falleció en 2022. Ante esta situación, NASCAR vio la oportunidad de hacerse con el control del evento y efectuó una serie de pesquisas preliminares. El objetivo, convertir el GP de Long Beach en el nuevo destino californiano de la NASCAR Cup Series tras el cierre temporal del óvalo de Fontana y el fin de la prueba de exhibición en el estadio Los Angeles Coliseum. Estos avances fueron repelidos por Forsythe, propietario de la otra mitad del negocio y que se hizo con la parte correspondiente a Kalkhoven, asegurando que el evento seguiría estando en el calendario de IndyCar, pero Roger Penske ha querido dar un paso más allá.

Con esta adquisición, Penske Entertainment convierte Long Beach en la cuarta prueba del calendario bajo su tutela, junto a la Indy 500 y los Grandes Premios de Indianápolis y Detroit. A esto hay que sumar su labor como promotores de la doble carrera en Iowa, las resucitadas 250 millas de Milwaukee y el futuro Gran Premio de Arlington, a celebrar desde 2026 tras un fastuoso acuerdo a tres bandas con los Dallas Cowboys y los Texas Rangers. Un paso más en la tendencia adoptada también por la Fórmula 1 y por NASCAR de ejercer un control más directo en la promoción y finanzas de los eventos de su calendario, dos aspectos muy en entredicho durante el primer lustro del 'Capitán' al mando del negocio.

El crecimiento urbano alrededor del circuito ratifica el éxito duradero de Long Beach.

Con Jim Michaelian como CEO, Penske mantendrá la estructura ya existente en GPALB, la cual goza de buena reputación y ha deparado un buen retorno tanto en los patrocinios como en la asistencia anual a la prueba, estimada en más de 190.000 espectadores a lo largo de tres días durante la edición de 2024, pese a la enorme competencia que presentan en la actualidad los Grandes Premios de Miami y Las Vegas. «Este es el circuito urbano más histórico y prestigioso de Norteamérica, y estamos encantados de trabajar con Jim y su gran equipo para asegurar su éxito continuado a largo plazo», afirma Roger Penske en el comunicado oficial.

Desde su primera edición en 1975, por entonces con una prueba del USAC Formula 5000 como evento de evaluación para la Fórmula 1, el GP de Long Beach estuvo gestionado por Chris Pook, un agente de viajes que tuvo la loca idea de intentar replicar el éxito de Mónaco en una ciudad costera de California en clara decadencia por entonces. En marzo de 1998, GPALB fue vendido a Dover Downs Entertainment, una empresa operaria de varios óvalos en los Estados Unidos que buscaba diversificar su negocio. Pook se mantuvo como CEO del evento hasta 2002, cediendo su puesto a Jim Michaelian para asumir el mismo rol en la zozobrante CART (antigua Indy Car World Series) hasta la bancarrota de la categoría en 2003.

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De las cenizas de CART surgió Champ Car en 2004, gracias a la inversión de Kevin Kalkhoven, Gerry Forsythe y Paul Gentilozzi, todos ellos propietarios de equipos en la competición (KV Racing, Forsythe Championship y Rocketsports). Los dos primeros acordaron comprar GPALB en 2005 ante las aproximaciones de la rival IndyCar Series, convirtiendo esencialmente el evento en propiedad de la categoría como ha hecho Penske 19 años después. Hasta este año, Long Beach había seguido en manos de Forsythe y Kalkhoven, pese a la absorción de Champ Car por parte de IndyCar en 2008, la decisión posterior de Forsythe de cerrar su equipo y el fin de KV Racing en 2015.

En enero de 2022, pocos meses antes de la muerte de Kalkhoven, el contrato vigente entre IndyCar y Long Beach que expiraba en 2023 se extendió hasta 2028. En las dos anteriores renovaciones, en 2014 y también en 2017 tras la llegada de Liberty Media, Chris Pook presentó contrapropuestas ante el Consejo Ciudadano de Long Beach para devolver el evento al calendario de Fórmula 1, en una época en la que la popularidad de la categoria en Estados Unidos no había despegado hasta los niveles actuales y la carrera existente en Austin corría riesgo de salir del calendario. Ambas intentonas fueron rechazadas por cuestiones económicas y logísticas. Desde 2006, el evento cuenta también con la presencia del actual IMSA SportsCar Championship, categoría propiedad de NASCAR cuya popularidad ha aumentado de forma notable en los últimos años.

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