Carlos Sainz pierde en la primera curva sus opciones a la victoria y no remata el esprint

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Quizá sea demasiado duro calificar como error lo acontecido en la primera curva con Carlos Sainz. Aquí fue más una simple cuestión de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Tal y como reconoció Charles Leclerc al acabar la carrera, "lo que me perjudicó el sábado en la carrera al esprint, me favoreció en la carrera importante del domingo". Bastó ese fatídico lance para que la suerte del piloto español en el circuito de Austin estuviera echada.

Luego, ya se puede especular, si un pequeño contratiempo técnico en las primeras vueltas o el que no encontrara la forma de adelantar a Max Verstappen, pudo haber cambiado la suerte de Carlos en el Gran Premio de Estados Unidos. Ya se vio con Lando Norris en el duelo de final de carrera con SuperMax, que una cosa es llegar a la altura del piloto neerlandés y otra bien diferente superarlo. Si ya se había puesto cuesta arriba superar a Leclerc, esas dos circunstancias supusieron la puntilla para las aspiraciones del madrileño.

"Sabía que en la primera curva iba a jugarse la carrera, la posición en pista ha sido clave", explicaba Carlos Sainz nada más bajarse del coche. "Mi carrera se vio comprometida al principio, ya que me quedé bloqueado detrás de Lando (Norris) y Max (Verstappen), lo que significó que hice el primer relevo con el aire sucio del Red Bull". Esa fue la razón de que Carlos levantara el pie después de un par de intentonas. El riesgo de destrozar los neumáticos en el intento era muy alto y Sainz sabía que había que cuidarlos por la estrategia a una sola parada.

Hubo un momento en el que Carlos estuvo realmente cerca de adelantar a Verstappen, pero el neerlandés se las sabe todas. Ese momento quizá sí que fue el único pequeño fallo de Carlos. Hay que preparar muy bien el adelantamiento con Max, porque con él solo vale una oportunidad. Entrando en la frenada de la recta larga por el exterior, salvo que el de Red Bull cometiera un fallo, siempre iba a tener las de perder. Es lógico el ansia cuando ves que está tan cerca el adelantamiento, pero el fracaso de ese empeño costó caro.

Una oportunidad perdida

Todo esto de los fallos es relativo, porque lo que tiene que hacer un piloto es justo lo que hizo Carlos: intentar que el rival que le precede pierda la compostura. Pero en aquella presión de las primeras vueltas, estaba el momento clave de la faena y la puerta grande, exige precisión absoluta en la estocada. Ser segundo después de ocho carreras sin subir al podio, sumado a otro segundo en la carrera al esprint, es un resultado más que notable. Pero el sabor en la bandera a cuadros fue inevitablemente agridulce.

Austin, por el ritmo personal de Carlos durante todo el fin de semana y por el rendimiento del Ferrari, fue una clara oportunidad de victoria perdida por detalles tan pequeños como decisivos. "Esta era una de las mejores oportunidades del año para ganar una carrera antes de irme de Ferrari y por eso no me veis tan contento. Espero que haya más oportunidades. Estad seguros de que las aprovecharé", sentenciaba a mitad de camino de la decepción y la esperanza.

Vista la dificultad de sobrepasar a Verstappen en el arranque de la prueba, Ferrari decidió que Sainz entrara a cambiar neumáticos mucho antes que Leclerc. Tenía sentido, porque era la forma más obvia de superar a Verstappen, pero al mismo tiempo alejaba aún más, si cabe, la posibilidad de que el madrileño inquietara a su compañero de equipo. El doblete estaba asegurado, el equipo metido de lleno en la lucha por el Mundial de Constructores y quién sabe incluso si en el de pilotos. Mejor no liarla.

Nunca sabremos si la forma en la que Sainz con aire limpio fue recortando la desventaja con Leclerc fue porque era genuinamente más rápido o porque Leclerc sabía que, con un doblete ferrarista al alcance, no iba a ser atacado. Frederic Vasseur, el jefe del equipo italiano, no tuvo que intervenir porque, aunque en teoría habría dejado que sus dos pilotos compitieran, Leclerc también disfrutaba en el tramo final de carrera de neumáticos más nuevos.

Un doblete es algo para celebrar en Estados Unidos. (Scuderia Ferrari)

Hay Mundial por delante

Lando Norris sigue dejando que Max Verstappen escape vivo en los momentos que tiene capacidad de noquearle. Por esa irregularidad, a la chita callando tanto Leclerc como Sainz se han ido acercando en puntos a los pilotos que van segundo y primero en el campeonato. Un cero de alguno de los dos o de ambos y se ponen a tiro de piedra. El Ferrari en Austin fue claramente el coche más fuerte y, en teoría, en México y Las Vegas lo debería seguir siendo. Hay muchos puntos aún en juego, así que hay Mundial por delante. Y no solo el de Constructores, sino también el de Pilotos, aunque el propio Carlos no de pie a la euforia.

Sainz lo primero que quiso hacer en su encuentro con los medios de comunicación fue precisamente alabar el trabajo de su equipo: "Felicitaciones a todo el equipo, a Charles, por un resultado increíble que nos pone exactamente donde queremos estar en la lucha por el Campeonato de Constructores". Y hace bien Carlos en resaltar el mérito de Ferrari, porque por primera vez en muchos años son los que mejor están librando la batalla de la evolución, tradicional talón de Aquiles de los italianos.

El coche es rápido, pero el ritmo de Sainz en las vueltas finales evidencia que el Ferrari desgasta los neumáticos menos que sus rivales."Ese es el fuerte del coche este año", afirma el piloto de Madrid. "Es algo que disfruto mucho más que el año pasado, que pasábamos todas las carreras defendiendo y perdiendo posiciones. Este año podemos estar en modo de ataque, sin pensar demasiado en los neumáticos. Lo estoy disfrutando mucho. Espero que siga así hasta fin de año".

La secuencia Austin-Mexico-Brasil en tres semanas consecutivas no va a dar respiro a los equipos ni muchas posibilidades para hacer modificaciones a los coches. Si Ferrari y Carlos mantienen el buen tono mostrado este domingo, la película cuando lleguemos a la penúltima cita del calendario en Qatar puede ofrecer un vuelco inesperado. Tiene por delante a su compañero de equipo, pero a veces basta que la primera curva te ayude en lugar de perjudicarte. Así de fina es la línea que da paso a la gloria: una curva. La primera.

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