Dentro del Paddock | Melbourne regaló show, pero a Sainz y Alonso les tocó comer barro

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Bienvenidos, una vez más, al mayor espectáculo del mundo. Que el campeonato del mundo de Fórmula 1 romperá en 2025 se presumía antes de alzarse el telón en Melbourne. El Gran Premio de Australia añadió su propio chute de esteroides para los que amamos esto.

Trazado que se empequeñece cada año para esta generación de monoplazas, sin perdón ante el error, deslizante. Cuando la lluvia se une al cóctel, la tarea se antoja demoníaca, más aún para tanto debutante y el piloto que descubre su monoplaza. Y existieron varios ejemplos.

El piloto español, este fin de semana. (AFP7)

Que McLaren comienza con mejor pegada quedó claro. Mima sus neumáticos. Hubo momentos de dominio insultante, y resultaba difícilmente imaginable que el equipo británico perdiera el doblete. Ocurrió, y quien estaba al quite como siempre era el omnipresente Max Verstappen. Red Bull y el neerlandés siempre buscan sangre, y recogen lo que merecen por su sempiterna audacia, aun cuando no tengan un monoplaza dominante.

La primera carrera del año regaló historias a no parar. Como las dificultades para Lewis Hamilton, comprensibles y lógicas cuando debutas con un monoplaza desconocido y bajo la lluvia. La tormenta perfecta, también para los debutantes. Todos terminaron contra los muros, incluido Bearman, el sábado. Los mejores pilotos del mundo afrontaron todas las dificultades imaginables en un gran premio.

De aquí el extraordinario mérito del colegial Kimi Antonelli, autor de un debut propio de los campeones.

Javier Rubio

Algunos, como Alonso, fallaron el sábado y el domingo, en una magnífica oportunidad para hacer caja con Aston Martin. O como Carlos Sainz, que pagó la novatada de descubrir su FW47 en agua. Como Hamilton, nuevos motores, nuevas sensaciones y comportamiento. Al menos, Sainz ayudó a su equipo al coger por el cogote a Albon para meterle en boxes, cuando el tailandés quería seguir en pista en el último lance de lluvia en el gran premio.

El minino despiste o decisión equivocada, duda o demora, te costará pagar un elevado precio en una Fórmula 1 de agónica igualdad. Que pregunten en Ferrari o Racing Bulls, con un soberbio Tsunoda todo el fin de semana que no recogía el merecido fruto con el último cambio de neumáticos. El equipo italiano volvía por sus fueros estratégicos y también se desfondaba en la recta final. Quien afloja un centímetro el paso cada fin de semana de 2025 perderá metros.

China está ya a la vuelta de la esquina.

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