Y, al final, ni Vettel ni Verstappen: para Marko, Sainz es el mejor de la academia Red Bull
Hoy a las 11:00 PM
Nadie ha gastado tanto dinero como Red Bull en su cantera de jóvenes, pero las opiniones respecto a los resultados de su director, Helmut Marko, están muy divididas. No se le puede negar al expiloto austríaco olfato y conocimiento, pero sea por soberbia, por ego o por falta de pragmatismo, perdió a grandes productos del estilo de Sainz o Montoya. Mientras que éxitos como Vettel o Verstappen en realidad no son suyos o, si acaso, lo son a medias.
En una entrevista para la revista italiana Autosprint, Marko se expresaba así sobre sus grandes errores como jefe de la academia Red Bull: "Mi peor error sin duda ha sido Nyck de Vries. Lo hizo muy bien en su debut con Williams en Monza, pero luego, cuando llegó a nuestro equipo, no mejoró. Tenía un currículum impecable -campeón de F2 y Fórmula E- pero el crono no le acompañaba y, en su intento de ir más rápido, terminó cometiendo errores".
"El acierto de Carlos"
Es significativo el detalle de cómo mezcla en su discurso el Dr. Marko a un piloto como De Vries, que fue un fichaje fruto de la oportunidad y las circunstancias, con pilotos de los que de verdad han tenido una trayectoria dentro de su cantera. Es el caso de Isack Hadjar, el más reciente fichaje del equipo filial Racing Bulls, donde en su momento corrió media temporada el piloto neerlandés. La prueba de que mezcla situaciones que nada que ver es que su autocrítica la complementa con una medalla que se cuelga sobre Carlos Sainz.
"Añadiría que en el lado positivo está el acierto de Carlos Sainz"; defiende Helmut Marko. "Visto cómo después evolucionó su carrera y sus éxitos en Ferrari, eso indica que hicimos bien en apostar por él y hacerlo debutar en Toro Rosso". Si fue una decisión acertada con el madrileño, la cuestión es el fallo de Red Bull por no retenerlo. Podrían haber tenido la réplica perfecta para Max Verstappen en el equipo titular y, sin embargo, un piloto criado por ellos tuvo que triunfar en otros equipos.
Algo similar podría aplicarse con Daniel Ricciardo, también fruto del trabajo de la cantera. Y del que reconoce que quizá podría haber sido campeón si no se hubieran precipitado con el ascenso de Max Verstappen en 2016. Marko reconoce que aquella victoria en el Gran Premio de España, recién ascendido, fue la confirmación del diamante que tenían entre manos, pero la dispersión de foco y atención a los pilotos perjudicó de forma clara las opciones de Red Bull para salir como campeón.
Ni Vettel, ni Verstappen
No hay que olvidar que Max Verstappen no es un producto surgido de la cantera Red Bull, sino un fichaje puro y duro en feroz competencia con Mercedes. No se le puede negar el mérito al Dr. Marko de que él le susurrara al oído del gran jefe Dietrich Mateschitz que había que ofrecer lo que hiciera falta para contratar a aquel chaval. Pero en cuanto a formación, nada de nada. Cuando Supermax pilotó por primera vez un Fórmula 1, el trabajo lo había hecho Jos Verstappen como padre y formador del piloto. Y nada Red Bull.
El caso de Sebastian Vettel es menos claro porque el mérito habría que repartirlo a manos iguales entre Red Bull y BMW.De hecho, fue el fabricante el que hizo debutar en Fórmula 1 al piloto alemán. La retirada de BMW y la insistencia de Red Bull hizo que Vettel desde 2009 fuera ya piloto oficial del equipo. Pero no puede decirse que Helmut Marko fuera la clave en la formación del mismo.
Por supuesto, tampoco lo era Mark Webber ni anteriormente David Coulthard. Pilotos verdaderamente fruto del trabajo de la cantera de Helmut Marko fueron Scott Speed, Vitantonio Liuzzi, Jaime Alguersuari, Sébastien Buemi, Brendon Hartley, Pierre Gasly o Daniil Kvyat o Alex Albon. Por unas razones o por otras, no consiguieron asentarse en el equipo titular. Un fracaso en toda regla cuando toda la inversión en talento va dirigida a alimentar el último peldaño de la escalera. Y, ojo, hablamos solo de pilotos que llegaron, pues por el camino se quedaron muchos más.
Fichar a Checo Pérez hace cuatro años para sustituir a Alex Albon puede haber sido una opción interesante por el curriculum que aportaba el mexicano, así como la generosidad de sus patrocinadores. Sin embargo, han tenido que despedir de mala manera a Checo para sustituirlo por toda una incógnita como es Liam Lawson, lo que demuestra que sacar pecho del programa de formación de talento sea un poco excesivo.
Muchas dudas
Es una incógnita el rendimiento que pueda ofrecer en 2025 Liam Lawson. Es cierto que en este caso se puede decir que es un producto de la cantera con todas las letras, pero la realidad es que en la media temporada que ha dispuesto para demostrar su valía ha destacado más por comportamientos censurables que por despliegue de talento en el asfalto. Que el neozelandés es un buen piloto está fuera de toda duda. No obstante, el hecho de que haya sido incapaz de batir a su compañero Yuki Tsunoda abre el interrogante, al menos, de que no estemos ante alguien especial.
Si no pones a alguien así al lado de Max Verstappen, el segundo coche de Red Bull va a seguir navegando casi con seguridad en esa mediocridad a la que el equipo le condena. Yuki Tsunoda es mucho mejor piloto de lo que mucha gente cree, pero le han colgado el sambenito de ser un piloto enchufado por el proveedor de motores Honda y ya sabemos lo difícil que es sacudirse los prejuicios en la Fórmula 1.
Da que pensar también la mala gestión que se ha hecho del talento cuando hablamos de pilotos con claro potencial como Jaime Alguersuari, Pierre Gasly o Alex Albon. Ellos salieron por la puerta de atrás del proyecto y da la impresión de que, bajo otros modelos de gestión, en esos pilotos había un talento que Red Bull no supo aprovechar. Tema aparte son las malas formas, pero en este sentido tampoco hay que engañarse. Helmut Marko no es ni mejor ni peor que el resto del estanque de tiburones. Disimula mucho peor, eso sí.
Todo esto nos queda en que los dos mejores pilotos realmente formados en la academia Red Bull son Daniel Ricciardo y Carlos Sainz. Del australiano nos queda un buen recuerdo de sus primeros dos años en el equipo titular, pero la realidad es que, desde entonces, su estrella no ha hecho sino declinar. Justo lo contrario de lo que ha ocurrido con Carlos Sainz, que parece que su salida de la tutela del Dr. Marko fue mucho más una bendición que un castigo, porque como el mismo reconoce, su trayectoria desde entonces lo demuestra.
Un consejo no pedido, pero regalado a la nueva dirección de Red Bull. Si se jubila el Dr. Marko, harían bien en fichar a alguien de toda la vida de la casa como es Carlos Sainz padre. Nos arriesgamos a apostar que la cantera funcionaría mejor. Desde luego, no le podrían decir que, por experiencia, no sabe de lo que habla.