Bortoleto o ese nuevo mesías que espera Brasil después de Fittipaldi, Piquet y Senna

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Gabriel Bortoleto, São Paulo, Brasil, 14 de octubre de 2004, tiene ante sí una papeleta nada sencilla. Si ya de por sí es una enorme presión debutar como piloto oficial de un equipo en Fórmula 1, que decir hacerlo siendo brasileño. Brasil no es cualquier país. Es uno de los históricos de la competición y patria de algunos de los nombres más brillantes de la historia del automovilismo. Muchos ojos van a estar, por tanto, encima de él en 2024.

Son ya tres décadas las que la torcida viene esperando a un nuevo campeón del mundo de su país desde que falleciera trágicamente Ayrton Senna en aquel fin de semana negro de Imola en 1994. Han surgido de Brasil desde entonces muchos buenos pilotos, pero ninguno con ese último clic definitivo como para ser campeón del mundo. La cantera brasileña ha sido siempre muy prolífica y no ha dejado a lo largo de los años de sacar buenos pilotos, pero desafortunadamente ninguno ha llegado a la cumbre.

Rubens Barrichello era el sucesor natural de Senna, pero se quedó como nada más, -y nada menos-, que un gran piloto. Muy bueno, pero no excepcional. Con Felipe Massa, parecía que sí que estábamos ante ese piloto distinto que se consolidara como uno de los grandes. Ganar de la forma que ganaba a Schumacher en un circuito exigente como el de Turquía, indicaba que había mucho potencial. Por desgracia, más allá de un título perdido por segundos en 2008, quizá no volvió a ser el mismo después de su pavoroso accidente de 2009. Seguía habiendo calidad, pero la magia desapareció.

Recientemente tuvimos a pilotos como Felipe Nasr, Bruno Senna o Pietro Fittipaldi que pasaron sin pena ni gloria por la categoría. Antes de Gabriel Bortoleto incluso Felipe Drugovich ganó también el campeonato de Fórmula 2, pero sigue, sin embargo, a la espera de una oportunidad como piloto reserva de Aston Martin. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, para que habiendo ganado un año después el mismo campeonato, Bortoleto tenga un sitio en la parrilla y Drugovich no.

Promesas no cumplidas

Si nos vamos más atrás en el tiempo, la nómina de pilotos de Brasil que probaron suerte en la Fórmula 1 es muy amplia. Algunos como Luciano Burti, Cristiano da Matta o Antonio Pizzonia, llegaban con un curriculum impresionante a sus espaldas, pero ninguno de ellos materializó en la Fórmula 1 las promesas que apuntaban en las categorías inferiores. Hubo incluso pilotazos como Augusto Farfus o Jaime Melo, que abandonaron de forma temprana el camino de los monoplazas y demostraron en turismos o en resistencia un gran talento.

Qué decir de esa camada de brasileños que prefirieron hacer carrera en las Américas y triunfaron a lo grande en el campeonato Indycar. Gil de Ferran, Helio Castro-Neves y Tony Kanaan, eran claro material Fórmula 1, pero entre tener que pagar para asegurarse un volante, a ser muy bien remunerados en Norteamérica, no se les puede culpar de su decisión. Hace un par de décadas, además Indycar rivalizaba abiertamente con la Fórmula 1 y ganar las 500 millas de Indianapolis, no es poca cosa a nivel de lograr cosas importantes en el mundo del automovilismo.

La cuestión es que, por unas cosas o por otras, Brasil no tiene la representación en Fórmula 1 que como país merece. No solo es importante Brasil por su pedigrí histórico, sino porque es un país genuinamente apasionado por las carreras de coches. Un problema quizá es que la competición local Stock-Car cada vez ha venido siendo mas poderosa y poblada de muchos nombres ilustres. Esto desincentiva a mucho talento joven a dejarlo todo y probar suerte en Europa. Los cada vez más prohibitivos costes de las categorías inferiores ha provocado a su vez que mucho talento ni siquiera se plantee pensar en la Fórmula 1.

Es cierto que durante estos últimos años ha seguido viniendo mucho piloto joven brasileño a Europa, pero en su gran mayoría eran hijos de padres muy adinerados. Esto en principio no debería ser un problema, porque Ayrton Senna era también miembro de una familia rica. Sin embargo, Senna era especial en eso también, porque podía tener la educación de un rico, pero tenía el hambre y la ambición de alguien de procedencia humilde. No es un fenómeno exclusivo de las carreras de coches, sino extensible a todo el deporte. Cuando no tienes nada que perder, se muerde con menos fiereza.

No todo es dinero

La familia de Bortoleto, sin ser multimillonaria, sí es acomodada, pero con una ventaja: Son carreristas de toda la vida. El hermano mayor de Gabriel compitió en Europa en Fórmula 3 y en GT y su familia son los promotores de la competición Stock-Car en Brasil. Es un detalle importante, porque no hay más que ver a Carlos Sainz para comprobar como el proceder de una familia adinerada no es un problema si desde niño sabes que esto de las carreras no es un juego y necesita de mucho trabajo y sacrificios.

Javier Rubio

Gabriel Bortoleto pertenece al grupo de pilotos gestionados por A14 Management la empresa de representación de Fernando Alonso. Su contrato con Sauber (futura Audi) es el primer éxito de la empresa, colocando a uno de sus pilotos en la parrilla de Fórmula 1. Pero más allá de las buenas artes de la empresa del asturiano, está claro que el brasileño ha sido fichado por Audi porque es un piloto con una trayectoria impresionante. Ganar al primer intento en Fórmula 3 y en Fórmula 2 son palabras mayores.

Está por ver si Gabriel Bortoleto es el nuevo mesías que espera Brasil después de Emerson Fittipaldi, Nelson Piquet y Ayrton Senna. Talento, determinación y compromiso tiene. En 2025 no sabremos si el Paulista es el elegido, pero al lado de un piloto contrastado como Nico Hülkenberg podremos intuir si es material para convertirse en leyenda. Estaremos atentos.

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