Nacer con un volante bajo el brazo: éxitos y fracasos de los 'nepo babies' para llegar a la F1
Hoy a las 11:00 PM
Max Verstappen no solo es tetracampeón del mundo, sino pronto el segundo padre de la parrilla actual cuando su pareja, Kelly Piquet, dé a luz dentro de unos meses. Acompañará a Nico Hülkenberg en la paternidad después de la salida de Kevin Magnussen.
Hijo de pilotos, y además emparejado con la hija de Nelson Piquet, el destino de Verstappen estaba escrito en sus genes. Con semejantes antecedentes, parece irremediable que el nieto de Jos Verstappen no siga los pasos de hijo.
El número de vástagos que han seguido los pasos de apellidos ilustres en la Fórmula 1 plantea el debate de si, para convertirse en piloto, el talento acompaña por los genes, por el apellido, la ayuda de unos progenitores con experiencia y contactos. O una combinación de todos estos apartados. Tema distinto es llegar a la Fórmula 1. Porque la mayoría se han quedado por el camino.
Recientemente, se ha extendido en sectores como la industria del espectáculo el concepto denepo baby (bebé del nepotismo). Define con cierto matiz peyorativo a los hijos de famosos que aprovechan la posición de sus padres para hacer carrera y fama, apoyados en el apellido más que en talento. ¿Existen los nepo babies en el automovilismo?
"Nepo babies" para empezar
Es incuestionable que contar con un piloto profesional de élite como padre facilita la vida al hijo en muchas facetas diferentes. Para empezar, en el automovilismo hace falta un kart o un monoplaza, que no son unas botas de fútbol o un balón. Ese hijo siempre tendrá más fácil acceso a una máquina desde su más tierna infancia, lo que permite desarrollar las habilidades necesarias. En este sentido, Robin Raikkonen siempre adquirirá una experiencia que no está al alcance del hijo de un fontanero. Todavía eraun mico cuando su padreya le hacía dar vueltas con su kart en el jardín de su casa.
El automovilismo exige una habilidad al volante; también conocimiento de la máquina para su puesta a punto y desarrollo, y de la dinámica del mundillo de las carreras. Un padre que se las sabe todas siempre facilitará la vida al hijo. De nuevo, el ejemplo de Jos Verstappen, que acompañaba con su furgoneta al hijo a las competiciones, sometiéndole a una disciplina cuasi militar para imbuirle de todo lo necesario para la competición.
Por no hablar del aspecto económico, cada día más relevante en la formación de un joven piloto. Una temporada competitiva en el karting a nivel nacional podría alcanzar los 200.000 euros, mientras que el primer escalón de monoplazas, la Fórmula 4, podría rondar entre los 300.000 y los 400.000 euros. Así, un piloto de lucrativa carrera internacional dispondrá de los recursos para ayudar a catapultar la carrera deportiva hacia lo alto de la pirámide. A más medios, más facilidades para progresar en el oficio de piloto.
Por no hablar de la agenda y contactos que resultan imprescindibles en un mundo de gran complejidad política. No será lo mismo coger el teléfono para ayudar a tu hijo cuando te llamasNelson Piquet que Pepe Pérez, además de saber tocar las teclas y los despachos adecuados.
Por ejemplo, el ex de Ferrari Jean Alesi vendió su F40 de colección para apoyar la carrera de su hijo, Giuliano, en la Fórmula 2. El caso de Giulano podría ilustrar otra de las ventajas del apellido: contactos y relaciones. El hijo del piloto de Ferrari pudo integrarse durante varios años en la Ferrari Academy. Su talento para la Fórmula 1 tenía un techo, pero el hijo del mítico Jean Alesi pudo continuar su carrera deportiva en Japón, donde compite en el Super GT Nipón.
Pero un tema es la mayor o menor facilidad para poder correr, y otra es que se unan talento y oportunidades. Aquí, el concepto del nepo baby se diluye ante la realidad natural. El apellido Hill o Rosberg no ha regalado el campeonato del mundo a los hijos, ni tampoco llegar a cierto nivel en la competición. Porque a partir de determinado nivel entra en juego la criba del crono. Nigel Mansell (campeón del mundo de 1992) logró que sus hijos Greg y Leo compitieran en Fórmula 3, e incluso compitieran juntos los tres en las 24 Horas de Le Mans. No fueron bendecidos con el talento o la determinación de su padre.
Un porcentaje mínimo
A partir de cierto nivel, los nepo babies, tal y como se entiende popularmente el concepto, desaparecen del mapa. Los hijos Hill, Villeneuve, Andretti, Brabham, Rosberg, Verstappen, Schumacher, Nakajima, Piquet, Magnussen... no han llegado a la Fórmula 1 por enchufe. ¿Lo hubieran logrado sin un padre famoso, aunque con el mismo talento? Quizás no hubieran emprendido el camino de no ser por sus padres, pero tuvieron que ascender por toda la pirámide con el cuchillo entre los dientes para luego defenderse en el Gran Circo según sus respectivos talentos.
De momento, se calcula que en la Fórmula 1 podrían haber participado 776 pilotosen un gran premio. ¿Ocho o diez de semejante listado justifican en su caso aplicar la figura del nepo baby que nace con el volante bajo el brazo? A medida que se asciende en la pirámide se extrema la cruda selección natural del cronómetro.
Un repaso de los distintos campeonatos internacionales del presente y el pasado recoge numerosos apellidos con experiencia en la Fórmula 1, aunque la mayoría se quedaron por los diferentes escalones del automovilismo. Por ejemplo, la saga Fittipaldi tiene a Christian, hijo de Wilson y sobrino de Emerson, que sí llegó a la Fórmula 1, no así los nietos (Enzo Pietro). El hijo de Jackie Stewart, Paul, también compitió hasta la F.3000, sin dar el salto a la Fórmula 1.
Luego, están los Stuck, Trulli, Patrese, Montoya, Lauda, Scheckter, Ceccotto, Alesi, Piquet (el hijo, Pedro), Prost, Brundle, Gachot, Icks, Winkelhock… Han competido en su día o siguen en activo a nivel internacional en distintas categorías. Son ejemplos de que, si el apellido ayuda o anima a competir por cercanía o medios, es el talento el que el listón de cada uno.
Carlos Sainz podría ser un ejemplo perfecto para englobar el concepto del nepo baby en todo su arco. Si el apellido y entorno le ayudaban en ciertos aspectos en su infancia -aunque el propio Sainz hijo hablaría también de sus problemas por el apellido- el acceso al programa de pilotos de Red Bull solo podía lograrse por méritos propios que debían justificarse cada año.
Helmut Marko, por ejemplo, le puso sobre la mesa un ultimátum con el famoso test de Silverstone en 2013, donde se reunieron todos los pilotos de Red Bull, incluyendo Sebastian Vettel. Tras salvar con mérito aquella bola de partido, el siguiente desafío de Marko para seguir en el programa era ganar las World Series, el paso previo a la Fórmula 1. Sainz batió el récord de victorias de aquel campeonato. El resto ya es historia.