España ha apostado muy fuerte por el hidrógeno verde, pero este dato anticipa un fracaso de grandes proporciones
Ayer a las 08:00 AM
España ha realizado una fuerte apuesta por el hidrógeno verde, considerándolo una pieza clave en su estrategia de descarbonización y transición energética. Sin embargo, un reciente informe arroja serias dudas sobre la viabilidad económica a corto y medio plazo de esta tecnología.
En la carrera por la descarbonización del planeta, el hidrógeno verde se ha convertido en una de las apuestas más controvertidas, ya que genera opiniones muy polarizadas.
Para muchos, el hidrógeno es una completa pérdida de tiempo y recursos, mientras que para otros es la verdadera respuesta al problema. Pero lo que sí es una obviedad es que el único modo de compatibilizar este elemento con la descarbonización es que el proceso sea completamente verde.
El hidrógeno verde, producido mediante la electrólisis del agua con energías renovables, ha sido promocionado como el combustible del futuro por muchas corporaciones e incluso naciones como España.
Sólo China e India tendrán la posibilidad de conseguir que el hidrógeno verde alcance la paridad de costes con el hidrógeno gris para 2040
No obstante, el último informe de Bloomberg NEF (BNEF) sobre este vector energético revela que sus costes de producción se mantendrán elevados durante décadas, triplicando las estimaciones anteriores para 2050.
Este dato, lejos de ser una simple actualización de previsiones, plantea un desafío mayúsculo para la descarbonización de sectores clave y la competitividad de la industria española.
Precios persistentemente altos, un obstáculo insalvable a corto plazo
El informe de BNEF proyecta que el precio del hidrógeno verde, que actualmente oscila entre 3,42 euros y 10,69 euros por kilogramo, descenderá a un rango de 1,46 euros a 4,65 euros por kilogramo en 2050.
Se trata de una reducción que, aunque es muy significativa, sigue siendo problemática si se compara con el hidrógeno gris, obtenido a partir de gas natural con emisiones de dióxido de carbono (CO₂), cuyo precio se mantendrá relativamente estable entre 1,01 euros y 2,13 euros por kilogramo.
De hecho, esta nueva previsión es tres veces superior a la anteriormente elaborada para 2050. Esta diferencia de precios supone un serio inconveniente para la adopción del hidrógeno verde en sectores como la industria química, la refinación de petróleo, la producción de acero y las plantas de energía.
No en vano, se trata de industrias, que requieren grandes cantidades de hidrógeno, por lo que se enfrentarían a la necesidad de realizar inversiones masivas en nuevas infraestructuras para adaptar sus procesos al hidrógeno verde. Algo que, sumado al elevado coste de este, dificulta enormemente su transición.
El informe de BNEF no se limita a analizar la evolución de los costes, además también señala un contexto global desfavorable. Empresas de todo el mundo ya están experimentando dificultades con proyectos cancelados y una demanda débil de hidrógeno verde.
En Estados Unidos, por ejemplo, miles de millones de dólares en proyectos se encuentran paralizados a la espera de la regulación definitiva sobre las ayudas fiscales. Esta situación refleja una brecha creciente entre la oferta y la demanda, lo que genera incertidumbre y dificulta el desarrollo del sector.
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España es considerada como el principal rival europeo de Estados Unidos en esta carrera por dominar el mercado del hidrógeno verde. Pero la fuerte apuesta de España se basa en la premisa de una rápida reducción de costes y una demanda creciente.
Sin embargo, los datos del informe de BNEF contradicen estas expectativas, poniendo en riesgo las inversiones realizadas y los objetivos de descarbonización.
La falta de competitividad del hidrógeno verde frente a alternativas más económicas, como el hidrógeno gris, podría frenar su adopción en los sectores industriales clave, comprometiendo la viabilidad de los proyectos españoles.
Lo cierto es que esta previsión pesimista con respecto al precio del hidrógeno verde no es una novedad, ya que la propia Unión Europea ya vaticinó a finales de 2023 que el mismo no llegará a bajar de los 2,5 euros por kilogramo.
En los últimos tiempos, diversas investigaciones han encontrado la forma de abaratar sensiblemente el coste del hidrógeno verde, pero de momento ninguna de ellas es trasladable a la producción a gran escala. Son, por tanto, una anécdota que no tiene influencia en el mercado.
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El informe de BNEF también plantea otras noticias poco halagüeñas para España y Estados Unidos, ya que destaca que sólo China e India tendrán la posibilidad de conseguir que el hidrógeno verde alcance la paridad de costes con el hidrógeno gris para 2040.
Una excepción que pone de manifiesto la importancia de los factores regionales y las políticas de apoyo bien estructuradas en el desarrollo del mercado del hidrógeno.
El hidrógeno verde puede ser una tecnología con un gran potencial para la transición energética, pero las previsiones vaticinan que los desafíos económicos limitarán su adopción a gran escala durante décadas, especialmente en regiones como Europa.
Si bien la investigación para el desarrollo de tecnologías que permitan reducir los costes del hidrógeno verde será vital para el futuro del hidrógeno verde, quizá España evalúe cuidadosamente su estrategia y considere alternativas o complementos para alcanzar sus objetivos de descarbonización en un futuro.