La F1 está en máximos históricos de popularidad y beneficios, pero Newey denuncia una preocupante fuga de cerebros

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Fernando Alonso, junto a dos de sus ingenieros y un mecánico en la parrilla del circuito de Spa

El límite presupuestario impuesto por la Fórmula 1 desde 2021 está contribuyendo a equilibrar el rendimiento de los equipos. Sin embargo, también está generando un problema que preocupa a Adrian Newey.

Durante décadas, la Fórmula 1 se ha caracterizado por ser la máxima expresión de la tecnología, pero también del gasto ilimitado.

En ella, los equipos más poderosos siempre habían contado con la ventaja de poder extender sus presupuestos en función de las circunstancias, algunos de ellos apoyados por grandes fabricantes y otros por corporaciones financieramente muy potentes.

Sin embargo, esto cambió en 2021, cuando la Fórmula 1 incorporó el reglamento financiero que limita el gasto que cada equipo puede asumir a lo largo de una temporada.

«Cuando entré en la F1, tenía una copia del Reglamento Técnico de 1973, unas tres o cuatro páginas… ¡Ahora tenemos esta biblia»

Así, equipos como Ferrari o Mercedes pasaron de gastar más de 400 millones de dólares a sólo 147,4 (la cifra inicial prevista era de 175 millones, pero la pandemia también afectó a esto).

Actualmente, los equipos tienen autorizado un gasto máximo anual de 135 millones de dólares (unos 130 millones de euros), si bien siempre se han mantenido ajenas a este control ciertas partidas de gastos como el salario de los pilotos y los directivos de mayor rango, la factura de suministro de motores o actividades de hospitalidad a VIP's y patrocinadores en los circuitos.

La parrilla se comprime

Aunque no es la única razón, es cierto que el límite presupuestario ha contribuido a que la parrilla de la Fórmula 1 esté cada vez más comprimida.

Lejos quedan los tiempos en los que algunos equipos ni soñaban con poder puntuar o debían asumir un déficit de más de dos o tres segundos por vuelta.

De hecho, en 2024, cuatro equipos obtuvieron victorias (Mercedes, el que menos ha sumado de todos ellos con cuatro triunfos) y el resto siempre ofreció suficiente rendimiento como para soñar con los puntos en cada Gran Premio.

¿El detonante? Que, en los últimos años, la diferencia entre el mejor y el peor equipo ha bajado claramente de los dos segundos por vuelta.

Cada vez son más los miembros de la F1 que deciden marcharse a campeonatos menos demandantes y mejor pagados.

Un efecto inesperado

Sin embargo, no todo son buenas noticias cuando hablamos de límite presupuestario, pues los salarios del personal de rango medio o bajo ha sufrido una importante bajada, afectando no sólo a su poder adquisitivo, sino a la competitividad de la Fórmula 1 con respecto a otros campeonatos.

Así lo denuncia Adrian Newey. El ingeniero más laureado de la historia de la Fórmula 1 concede que «debe haber una forma de controlar el gasto para los equipos, o ciertamente el beneficio de gastar más en la Fórmula 1 para que no sea simplemente una carrera armamentista en la que gane el equipo con el mayor presupuesto».

Pero también advierte que «el límite de costes viene con muchas penalizaciones ocultas, una de las cuales es que en realidad significa que la Fórmula 1 ya no es la industria mejor pagada».

Adrian Newey, que el mes que viene se incorporará a su nuevo equipo, Aston Martin, recuerda su etapa en Red Bull, afirmando que, «al principio, si perdíamos a gente, casi invariablemente era a otro equipo de F1».

«Ahora estamos perdiendo gente a manos de las empresas tecnológicas porque pagan mejor. Estamos perdiendo gente que se va a los equipos del WEC porque pagan mejor», apunta.

Esta situación no sólo genera que los ingenieros y mecánicos experimentados consideren otros campeonatos mejor pagados y también menos extenuantes (la F1 se compone actualmente de 24 grandes premios), sino que también dificulta la captación de nuevos talentos.

«Estamos teniendo problemas para conseguir graduados porque la Fórmula 1 ya no puede permitirse ser la industria mejor pagada, por lo que tiene muchas penalizaciones inesperadas», reitera Adrian Newey.

Newey admite que empezará en Aston Martin sin tener mucha idea de cómo es el nuevo reglamentoLeer noticia

Un reglamento demasiado estricto

Adrian Newey también denuncia que la Fórmula 1 se está equivocando al combinar un límite presupuestario con un reglamento excesivamente restrictivo.

El británico de 65 años argumenta que el límite de gasto «significa que, efectivamente, ahora tienes un presupuesto de ingeniería. Y, por lo tanto, el miedo a que gastar más signifique que desaparecerás, teóricamente, ya no existe».

«En ese momento, seguramente liberas el reglamento en lugar de hacerlo cada vez más restrictivo. Pero, desafortunadamente, no es lo que está sucediendo», lamenta.

«Cuando entré por primera vez en la Fórmula 1, tenía en mi escritorio una copia del Reglamento Técnico de 1973, unas tres o cuatro páginas… ¡Ahora tenemos esta biblia y eso es antes de que incluyan todas las directivas técnicas! Ahora está muy recetado ahora, y creo que es una pena», concluye un Adrian Newey que añora tiempos pasados.

La Fórmula 1 estrenará en 2026 un nuevo reglamento técnico que revolucionará por completo los monoplazas tal y como los conocemos actualmente.

Esto genera aún más complicaciones a los equipos este año, ya que deben trabajar en un nuevo reglamento al tiempo que desarrollan el coche de 2025. Y todo con un presupuesto limitado, que se combina con limitaciones de uso del túnel de viento y simulación computacional especificadas por reglamento.

Mientras, el campeonato crece de forma espectacular en mercados clave como Asia y Estados Unidos, al tiempo que marca cifras récord de popularidad y beneficios en todo el mundo.

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